La constancia es un rasgo importante y necesario para realizarnos en la vida: nos ayuda a fijarnos las metas correctas y alcanzarlas, nos ayuda a mantener fácilmente nuestras conexiones sociales con familiares o amigos, y, por supuesto, contribuye a nuestro desempeño en el trabajo, en los estudios o en casi cualquier cosa que elijamos hacer. Desafortunadamente, no todos tenemos la suerte de tener una disciplina "férrea" que nos mantenga en el buen camino en todo momento, y muchos de nosotros tendemos a mirar a los lados o a sentirnos tentados por otras cosas que nos desvían de cumplir nuestras metas y aspiraciones. La buena noticia es que la constancia y la perseverancia son como un músculo que se puede desarrollar y fortalecer si tan solo decidimos trabajar en él con determinación. ¿Sientes curiosidad por los pasos necesarios para ello? Sigue los 3 pasos a continuación que mejorarán tu vida en varios niveles y te ayudarán a perseverar hasta el éxito.
Paso 1: ¿Cómo construir las bases y las condiciones adecuadas para crear constancia?
Establece metas realistas y enfocadas
Uno de los factores que pueden afectar tu constancia es el hecho de que no tengas una idea clara de lo que quieres hacer o lograr. Cuando des tus primeros pasos, necesitas definir metas simples y fáciles que te lleven a resultados enfocados y medibles. ¿Cómo lo haces?
- Define por qué la constancia es importante para ti y en qué área: ¿Esperas ser más constante en todo lo relacionado con la actividad física? ¿Te interesa mejorar tu productividad laboral? ¿O quizás quieres estar más disponible, atento y solidario con tu pareja?
- Piensa en los pasos: una vez que hayas definido tu "meta final", comienza a pensar en las pequeñas y simples acciones que te ayudarán a lograrla. Por ejemplo, si quieres ponerte en forma, decide como primer paso que a partir de hoy y durante el próximo mes, dedicarás 10 minutos cada día a una sesión de ejercicio o programarás al menos una actividad deportiva semanal con un amigo.
- Mira el camino: en lugar de decirte a ti mismo: "Me valoraré mucho si hago este cambio en mi relación", di: "Me agradeceré a mí mismo por lavar los platos, preparar una cena romántica y sorprender a mi pareja con un regalo encantador". Si ves el camino y las pequeñas acciones que te llevan paso a paso hacia tu objetivo, el proceso te resultará mucho menos agotador y pesado.
Prepara un horario para ti
Para llevar un registro de las promesas que te has hecho a ti mismo y asegurarte de que siempre estén frente a tus ojos, necesitas crear un plan claro que te mantenga en el buen camino. Un plan de este tipo te ayudará a organizar cada día y terminarlo con uno o más logros. También te ayudará a entender cuáles de tus compromisos no se pueden completar ese día, lo que te ahorrará sentimientos innecesarios de estar perdiendo algo. ¿Cómo lo haces?
- Crea algo tangible: usa cualquier método para crearte un cronograma de una manera que te resulte cómoda y accesible: una agenda, un cuaderno, notas adhesivas o, si eres más de los que se maneja con la tecnología, descarga aplicaciones de organización adecuadas para tu teléfono (por ejemplo, Google Calendar; haz clic para descargarlo para iPhone o Android).
- Limita cada paso: asigna un límite de tiempo específico a cada tarea que definas. Si no estás seguro de cuánto tiempo te llevará, intenta calcularlo y añade unos minutos extra para asegurarte de cumplir con el cronograma. Para objetivos a largo plazo (como perder peso o crear un álbum de fotos familiar), asigna una cantidad de tiempo razonable y definida cada día para trabajar en ellos, pero que te permita llegar a una fecha de finalización realista.
- Cada día, deja espacio para descansos cortos entre tareas o para descansos más largos después de un período largo. Hablaremos de esto más adelante.
Coloca recordatorios en todos los lugares posibles
En casa, en tu estudio, en la oficina o en tus pertenencias personales, coloca recordatorios en todos los lugares posibles y de diversas formas sobre las metas, aspiraciones, promesas y compromisos que te hiciste a ti mismo desde el principio. El acto de recordarte visualmente todas estas cosas más adelante resultará ser una forma útil de inculcar tus aspiraciones de vida en tu conciencia. ¿Cómo lo haces?
- Escribe tus objetivos en notas adhesivas y cuélgalas en el espejo, la computadora, la heladera, el auto y la agenda.
- Prepara una nota adicional que resuma todos tus objetivos y colócala en tu billetera, cajón de la oficina o bolso.
- Programa un recordatorio en tu teléfono con texto que te recuerde tus objetivos y los pequeños pasos para lograrlos todos los días.
Piénsalo dos veces antes de prometerle algo a alguien
La constancia se basa en el compromiso y la capacidad de cumplirlo. Es muy fácil caer en la desesperación y el shock por la gran cantidad de compromisos que has asumido con los demás y contigo mismo, por lo que se recomienda no hacer promesas sin "cobertura". Si crees o estás convencido de que no tendrás éxito dentro del marco de tiempo o de tu capacidad para responder bien a la solicitud de alguien, simplemente reconsidera tu respuesta o declina cortésmente. ¿Cómo lo haces?
Por ejemplo, si tu pareja te pidió que ayudaras con las tareas del hogar esta noche, antes de comprometerte, intenta evaluar si tendrás suficiente tiempo después de tu jornada laboral. Si crees que no podrás lograrlo, puedes fijarte un nuevo objetivo, es decir, en lugar de rechazar la solicitud o asumir algo que no puedes cumplir, sugiere hacer algunas tareas hoy y el resto otro día. Esta alineación de expectativas evitará la frustración sobre tu capacidad para ser constante o cumplir tus promesas.
Date una palmadita en la espalda de vez en cuando
Si has logrado alcanzar tu objetivo, considéralo como un evento que vale la pena celebrar. Esto también se aplica a las pequeñas tareas y pasos que te has propuesto a lo largo del camino. Cada vez que tengas un logro de ese tipo, grande o pequeño, regálate algo que mantenga viva tu motivación.
- Por ejemplo: si lograste completar todas tus tareas laborales durante la semana pasada, tómate una noche de diversión: ve al cine con amigos, regálate una cena romántica con tu pareja o compra entradas para un espectáculo de música o entretenimiento.
- Si te prometiste ponerte en forma y te mantuviste firme en todos tus ejercicios y alimentación saludable durante el último mes, permítete una noche para relajarte y disfrutar de algo un poco más "indulgente". Date la sensación de que siempre hay algo bueno esperándote en el futuro.
Paso 2: ¿Cómo mantener la coherencia a lo largo del tiempo?
Internaliza que los errores ocurren
Incluso la persona más coherente, persistente y organizada comete errores a veces. No dejes que todo eso te destruya y prepárate siempre para situaciones en las que las cosas puedan salir mal o no resultar exactamente como esperabas. Si cometes un error, intenta aprender de él para el futuro y evita castigarte por cada error.
- Siempre hay un tercer factor: si tuviste que cancelar una reunión, romper una promesa o posponer una tarea a la que te comprometiste para una fecha determinada, no significa que seas inconsistente. A veces, a pesar de nuestras buenas intenciones y esfuerzos, los factores externos pueden determinar el resultado sin que tengamos la capacidad de influir en él.
- Prepara un "Plan B": siempre es bueno tener un plan B en caso de que algo no salga como lo planeado. Por ejemplo, si tenías pensado hacer ejercicio en el gimnasio pero por alguna razón las puertas permanecieron cerradas a esa hora exacta, asegúrate de tener siempre un plan de entrenamiento en casa. De esta manera, puedes evitar retrasos relacionados con sentimientos de fracaso y asegurarte de seguir avanzando.
- La constancia no es la perfección: si te perdiste un día en el gimnasio u olvidaste leerle un cuento a tu hijo antes de dormir esta noche, no te sumerjas en pensamientos negativos, prométete volver a la normalidad mañana.
Tómate un descanso cuando tu cuerpo lo necesite
Ser constante no significa estar en un proceso práctico constante hacia la consecución de tu objetivo cada segundo. Por el contrario, si te tomas un tiempo libre para ti, puedes mejorar tu eficiencia y productividad y evitar el agotamiento. Por lo tanto, como mencionamos anteriormente, al crear tu horario, deja siempre espacio para los descansos, es decir, tiempo completamente libre de cumplir compromisos o perseguir objetivos. ¿Cómo lo haces?
- Tiempo de calidad diario: al crear tu rutina diaria, dedica un tiempo específico cada noche en el que no harás nada relacionado con tus objetivos, sino que pasarás tiempo de calidad contigo mismo o con un ser querido. Lee un libro, date un baño relajante o mira televisión o una película.
- Meditación: esta es una excelente manera de darte un verdadero descanso y paz durante los breves intervalos entre tareas. Practica la meditación durante al menos 5 minutos diarios y, con el tiempo, según sea necesario, puedes aumentarla hasta 15 minutos.
- “El descanso es sagrado”: si has reservado un tiempo para descansar, no lo interrumpas con tareas o actividades. Por ejemplo, si decidiste dormir hasta más tarde el sábado por la mañana porque sabes que lo necesitas después de una semana de esfuerzo, intenta evitar en la medida de lo posible aceptar salidas o tareas que se encuentren dentro de ese período de tiempo.
Utiliza herramientas para mantener la motivación
Cuando estás estresado o experimentas un bajón en la confianza en ti mismo, la urgencia de renunciar a tus objetivos crece y, a veces, te supera. Pero en cada uno de esos momentos, tómate unos minutos para pensar en cosas que mantendrán viva tu motivación y te mantendrán en el buen camino. ¿Cómo lo haces?
- Date pequeñas recompensas: como ya hemos dicho, una buena forma de mantenerte motivado es recompensarte por tus logros. No tienen por qué ser cosas materiales, sino pequeñas acciones que te den un empujón. Por ejemplo, si tu jefe te ha asignado una tarea larga que requiere que escribas 10 páginas completas, date un descanso de 5 minutos después de completar cada dos páginas.
- Recuerda el objetivo: utiliza tus objetivos para recordarte que lo que estás haciendo ahora no es en vano. En lugar de decir con desesperación: "Realmente no quiero terminar este informe hoy", dite a ti mismo: "Si lo termino hoy, llegaré a casa a tiempo y tendré tiempo suficiente para relajarme".
- Está bien hacer concesiones: si estás teniendo un día difícil, puedes darte un pequeño descanso. Por ejemplo, si te prometiste comer sano todos los días pero no tienes tiempo ni energía para preparar tú mismo esa comida, visita un restaurante cercano y ahorra el esfuerzo pidiendo algo similar.
Mantente alerta y abierto a posibles cambios
Para ser constante, debes identificar situaciones en tiempo real que te impidan cumplir tus promesas. Cuando esto suceda, debes tomarte el tiempo para considerar si tus objetivos actuales son realistas dados los cambios o pensar en formas de mejorar para lograrlos. ¿Cómo lo haces?
- Adopta un "supervisor mental": elige a un amigo cercano o familiar en quien confíes y pídele que te controle semanalmente sobre tu progreso con las tareas que te has propuesto, y dale permiso para "despertarte" si es necesario.
- Haz un seguimiento de tu progreso: observa las tareas que te has propuesto y examina cuáles has logrado con éxito y cuáles no. Esta acción te ayudará a sentirte satisfecho contigo mismo y te ayudará a entender cuántas tareas puedes completar de manera realista en un día determinado.
- Reconoce cuándo no es el camino correcto: si semana tras semana hay fallas en tu capacidad para completar las tareas que conducen a tu objetivo, intenta cambiar el enfoque o, alternativamente, reevalúa los objetivos y cuán realistas son por ahora.
Paso 3: Estar preparado para los cambios mentales
Aprende a esperar: las cosas buenas llevan tiempo
Cada vez que intentes crear una base para nuevas metas o aspiraciones, debes dar los pasos uno por uno sin apresurarte para ver resultados. En lugar de sobrecargarte con un montón de tareas a lo largo del día para ver el progreso, trabaja lentamente utilizando un método de prueba y error para descubrir los pasos adecuados para ti. Esto te permitirá ser más realista sobre tus expectativas a lo largo del tiempo. ¿Cómo lo haces?
Por lo general, se necesitan aproximadamente 3 semanas de práctica constante para adoptar hábitos que le permitan alcanzar su objetivo. Cada 3 semanas, actualiza tus tareas en función de tu progreso y no esperes llegar desde el principio hasta la meta en poco tiempo. Además, desarrolla estos hábitos con una dificultad creciente: comienza con tareas más simples en las primeras tres semanas y aumenta las exigencias en las semanas siguientes según tu capacidad.
Establece límites claros
Los límites te ayudarán a cumplir bien con tus compromisos, ya que definen claramente el tiempo en el que trabajarás en tus tareas. Antes de plantearte una nueva tarea o prometerte algo, tómate unos minutos para pensar qué estás dispuesto a hacer para lograrlo y cómo puedes actuar para que se hagan realidad.
¿Cómo lo haces exactamente? Aquí tienes un ejemplo: como parte de tu esfuerzo por mantener tu relación y tu vida familiar, decides no responder llamadas telefónicas durante la cena. Como paso previo, debes informar a tu jefe, compañeros y amigos con antelación de que no estarás disponible durante esas horas. Deja el teléfono en otro lugar para evitar distracciones y siéntate a cenar tranquilamente con tu familia.
Fortalece tu fuerza de voluntad
No es ningún secreto que para ser constante, necesitas una gran fuerza de voluntad, sobre todo porque cada objetivo incluye pasos en los que no siempre tenemos la energía para invertir esfuerzo. ¿Qué acciones puedes llevar a cabo para fortalecer tu fuerza de voluntad?
- Evita las tentaciones: si quieres mantener un estilo de vida saludable que incluya una alimentación adecuada y equilibrada, asegúrate siempre de tener a mano alimentos o snacks saludables para los momentos de hambre o picoteo. No permitas que los alimentos poco saludables estén en casa y se conviertan en un posible obstáculo para ti.
- Conserva tu energía: el agotamiento puede hacer que te saltes tareas. Asegúrate de dormir al menos entre 7 y 9 horas cada noche para mantener la fuerza necesaria para seguir recorriendo el camino.
- Lee tus objetivos finales todos los días para inculcar repetidamente en tu conciencia que algo grande te espera al final, que vale la pena la inversión.
Intercepta las emociones negativas
Las emociones negativas pueden hundir tu constancia y tu fuerza de voluntad. Así que, si estás realmente decidido a alcanzar tus objetivos, aprende a dejar de lado lo negativo y a centrarte en lo positivo. ¿Cómo lo haces?
- Convierte lo malo en bueno: cada vez que un pensamiento negativo aparezca en tu cabeza, intenta identificar el patrón o la forma en la que llega y conviértelo en una ventaja. En lugar de decirte a ti mismo: "No puedo hacer esto", detente inmediatamente y reformúlalo: "Voy a intentarlo, incluso si no lo hago perfecto la primera vez".
- Avanza paso a paso: si de repente te invade la ansiedad y sientes que el objetivo que te has marcado es demasiado grande para ti, ¡detente y empieza de nuevo! Pero esta vez, divide el camino en partes más pequeñas y recompénsate cada vez que completes un paso. Esto te ayudará a ver la tarea en las proporciones adecuadas y a completarla de una manera más segura, eficiente y mentalmente cómoda.
