No es ningún secreto que la relación entre padres e hijos es crucial, por lo que es esencial hacer caso a los psicólogos que afirman que el uso prolongado de teléfonos móviles puede dañar esta relación. Por ejemplo, la psiquiatra clínica Jean Twenge señala en uno de sus libros que el uso excesivo del móvil por parte de los niños provoca una falta de comunicación entre los jóvenes y sus padres, lo que acaba dañando la relación entre ellos.
Twenge explica que, aunque los niños pasan más tiempo bajo el mismo techo que sus padres, no son realmente cercanos a ellos. No hablan con sus familias ni prestan atención a lo que ocurre a su alrededor, centrándose en cambio en los “me gusta” y los “comentarios” en las redes sociales.
En el pasado, durante nuestra adolescencia, la mayoría de nosotros queríamos crecer porque pensábamos que la vida adulta estaba llena de placeres y posibilidades ilimitadas. Creíamos que podíamos hacer lo que quisiéramos con quien quisiéramos, comprar toda la comida del mundo, usar zapatos de diseño y vestirnos como quisiéramos. Incluso podíamos subirnos a nuestro propio coche y conducir a cualquier parte. Aunque el deseo de crecer era fuerte durante aquellos días alegres, los adolescentes de hoy parecen menos interesados en el proceso de maduración, en parte debido al uso excesivo de teléfonos inteligentes y la exposición a las redes sociales.
De hecho, un estudio de 2017 que examinó los procesos de maduración entre 1976 y 2016 reveló que los adolescentes de hoy prefieren un estilo de vida más lento: es menos probable que participen en actividades de adultos como trabajar por un salario, vivir independientemente de sus padres, conducir y más. Estos hallazgos demuestran que los teléfonos inteligentes también afectan a los niños relativamente mayores, y si nota estas tendencias en sus hijos, vale la pena consultar el siguiente artículo.
En el pasado, cuando queríamos entablar amistades o relaciones románticas, íbamos a cafés, restaurantes, pubs y lugares similares para conocer gente nueva. Hoy, gracias a los teléfonos inteligentes o quizás gracias a ellos, no es necesario salir de casa. Según Jean Twenge, los adolescentes de hoy en día son menos propensos a dejar de lado sus dispositivos electrónicos a favor de buscar conexiones sociales reales fuera de casa.
De hecho, explica que a veces los niños no necesitan salir de casa en absoluto, ya que los teléfonos inteligentes han hecho que el camino para hacer amigos sea más fácil y cercano que nunca, con solo unos pocos clics. Como resultado, muchos niños experimentan dificultades sociales significativas y complejas cuando están en el mundo real en lugar de detrás de un teclado y una pantalla.
A todos nos encanta vernos bien y sentirnos bien con nuestro cuerpo, y muchos niños sienten lo mismo. Sin embargo, el uso prolongado del teléfono inteligente puede ser un factor negativo importante en lo que respecta a la obesidad infantil. Un estudio de 2017 reveló que el uso prolongado de varios medios de comunicación y entretenimiento modernos, incluidos los teléfonos inteligentes, está directamente relacionado con el consumo de bebidas azucaradas, la falta de sueño y la falta de actividad física, todo lo cual puede conducir a la obesidad.
Los resultados del estudio no son sorprendentes, ya que si tu hijo pasa mucho tiempo con un teléfono inteligente en la mano, tendrá menos tiempo para la actividad física. Además, el mismo estudio descubrió que el aumento del tiempo frente a la pantalla del teléfono inteligente está significativamente asociado con el consumo de al menos una bebida azucarada al día.
Todos queremos que nuestros hijos sean felices, pero esto corre el riesgo si continúan pasando demasiado tiempo con los teléfonos inteligentes. Según una encuesta realizada por Jean Twenge, muchos adolescentes que informaron participar frecuentemente en diversas actividades frente a la pantalla tendían a ser más infelices. Durante la encuesta, se pidió a distintos adolescentes que calificaran sus niveles de felicidad y sus respuestas estaban directamente relacionadas con sus actividades de ocio, en particular el tiempo que pasan frente a la pantalla del ordenador, la televisión y el teléfono inteligente.
Esto es una prueba directa de que el tiempo que pasan en línea no puede sustituir a la interacción interpersonal en la vida real con familiares y amigos, especialmente en el caso de los niños.