Cuando éramos niños, mis hermanos y yo tuvimos la suerte de que nuestro padre nos enseñara valiosas habilidades para la vida, como andar en bicicleta, leer y tomar precauciones de seguridad. Estas fueron habilidades cruciales que se han quedado con nosotros a medida que envejecemos. Mi padre también impartió 10 lecciones adicionales que no podríamos haber aprendido de nadie más. Sus acciones, palabras y trato hacia nosotros fueron ejemplos que admiramos y continúan inspirándonos para criar a nuestros propios hijos de la misma manera. A menudo recordamos estas lecciones, que nos han enseñado cómo ser mejores padres. Y ahora, estoy ansiosa por compartir estas lecciones contigo...
1. Coman juntos
Una lección, en particular, fue la importancia de comer en familia. Este simple acto unió más a nuestra familia y nos permitió unirnos a través de la comida y la conversación. Como madre, he seguido esta tradición con mi pequeña hija y puedo dar fe de sus beneficios. Es una forma pequeña pero significativa de fortalecer las relaciones familiares y crear recuerdos duraderos. Algunos de los momentos más memorables de mi infancia fueron las cenas familiares a las que mi padre se aseguraba de asistir después del trabajo.
Ya fuera una comida elegante o un simple sándwich, lo que más importaba era que pasáramos tiempo de calidad juntos como familia alrededor de la mesa de la cocina o del comedor. Aunque no puedo recordar lo que comimos durante esas cenas, recuerdo la alegría de estar rodeada de mis seres queridos. Como padres, tenemos el poder de crear momentos especiales para nuestros hijos que ayuden a construir un fuerte vínculo familiar, establecer una rutina, promover hábitos alimenticios saludables y brindar una oportunidad para que nuestros hijos compartan sus experiencias diarias con nosotros.
2. Recuerda, los niños hacen más cuando ven más de lo que se les dice
Los padres inevitablemente nos convertimos en modelos a seguir para nuestros hijos, lo queramos o no. Enseñas a tus hijos cómo navegar por el mundo y cómo tratar a los demás. Es importante modelar valores como la humildad, la compasión y la responsabilidad. Recuerda que tus hijos siempre están observando cómo manejas las situaciones y las decisiones que tomas. Incluso los errores aparentemente menores pueden tener un impacto duradero en su comportamiento y actitudes.
3. Anima a tus hijos a desarrollar el amor por la lectura
Cuando era niña, mi padre solía leernos cuentos a mis hermanos y a mí antes de acostarnos. Esto nos ayudó a desarrollar un amor por los libros que se ha mantenido con nosotros incluso en la edad adulta, y preferimos leer a mirar televisión. Con el auge de la tecnología, las computadoras y los teléfonos inteligentes se han convertido en una parte importante del tiempo libre de los niños.
Sin embargo, leerles a los niños desde una edad temprana puede inculcarles un amor por la lectura que permanecerá con ellos a medida que crezcan. Esto puede tener un impacto significativo en la forma en que tratan los libros a lo largo de sus vidas, especialmente con tantas otras distracciones que compiten por su atención. Un paso simple que puedes tomar es prestarles toda tu atención cuando les leas.
4. Dales toda tu atención
Es importante tomarte el tiempo para escuchar a tus hijos cuando quieran compartir detalles sobre sus vidas. Si estás ocupado con otra cosa, trata de organizar un momento en el que puedas prestarles toda tu atención. Esto les ayudará a aprender el valor de escuchar y comunicarse. A medida que crezcan, apreciarás los momentos que pasaron juntos.
5. Agrega algunas actividades divertidas a su tiempo juntos
Es crucial recordar que si bien la crianza implica muchas responsabilidades serias como enseñar y disciplinar, es igualmente importante divertirse con tus hijos. Deja que tu niño interior brille y no tengas miedo de hacer el ridículo con tus hijos.
La risa no solo es buena para tu salud, sino que también ayuda a fortalecer el vínculo como familia. Recuerdo cuánto la voluntad de mi papá de ensuciarse en el jardín con nosotros hizo que lo apreciáramos aún más como padre. Por lo tanto, no te olvides de relajarte y disfrutar de un tiempo de calidad con tus hijos.
6. No olvides mostrar tu lado más tierno
Muchos padres encuentran alegría en expresar afecto hacia sus hijos abrazándolos, diciéndoles que los aman y dándoles un beso de buenas noches en la frente antes de acostarse. Sin embargo, algunos padres pueden tener problemas con esto debido a sus propias experiencias pasadas o su incomodidad al mostrar emociones.
Es importante recordar que los pequeños gestos de amor y afecto, como los abrazos nocturnos de mi padre, pueden tener un impacto duradero en un niño. Es fundamental comunicar el amor a tus hijos con frecuencia y constancia, ya que puede influir en gran medida en su comportamiento y bienestar emocional.
7. Cumple tus promesas
Es muy importante cumplir las promesas hechas a los niños. Cuando un padre no cumple su palabra, puede llevar a la decepción y la falta de confianza. Cumplir las promesas ayuda a los niños a sentirse valorados y amados, y también les enseña la importancia de cumplir los compromisos.
Asegúrate de hacer solo promesas que puedan cumplirse de manera realista, y cuando surjan circunstancias inesperadas, comunícate abiertamente con tu hijo sobre la situación. Al cumplir las promesas, los padres pueden construir relaciones sólidas con sus hijos basadas en la confianza y el respeto. Como padres, es importante no solo esperar que nuestros hijos completen su tarea, sino también cumplir nuestras promesas. Incluso con limitaciones, debemos evitar hacer un hábito de romper las promesas.
Es crucial ayudar a nuestros hijos a comprender la importancia de cumplir las promesas y si existe la posibilidad de no poder cumplirlas, comunicarlo con anticipación y fijar una nueva fecha. En última instancia, mantener la calma y evitar la ira en el marco de la educación es esencial.
8. Deja la ira fuera de la disciplina
Es importante disciplinar y educar a los niños, sin embargo, los padres suelen cometer el error de dejar que su ira controle la situación. Mi padre nos enseñó con amor y cuidado, recordándonos que nuestras acciones tienen consecuencias y guiándonos hacia un comportamiento deseable a través del refuerzo positivo como las palabras amables y la atención. Él creía que ser justo y permitir que los niños crecieran y se desarrollaran era la forma más efectiva de educarlos, en lugar de infundirles miedo.
9. Comunicarse en familia
Mi padre siempre se aseguró de que estuviéramos incluidos en cualquier conversación sobre nosotros, ya fuera una decisión o un problema en el que nos metiéramos. Esto nos ayudó a sentirnos como una familia unida, donde siempre podíamos decir lo que pensamos y ser escuchados. Como resultado, nuestra relación con nuestros padres mejoró y los efectos de nuestras conversaciones duraron mucho tiempo. Es importante recordar que la crianza de los hijos es un trabajo de por vida.
10. Recordar que ser padres es una carrera para toda la vida
A lo largo de los años, cada vez que alguien le preguntaba a mi padre dónde trabajaba, siempre respondía con una sonrisa que tenía dos ocupaciones. De todo corazón eligió la crianza de los hijos como su trabajo, e incluso después de que crecimos y formamos nuestras propias familias, él sigue abierto a que acudamos a él para pedirle consejo o simplemente para conversar, y deseaba seguir siendo una parte importante de nuestras vidas.
Los niños siempre serán niños, y aunque el tipo de problemas que enfrentan cambiará con el tiempo, así como su capacidad para abordarlos, con frecuencia buscarán tu consejo. Asegúrate que tu puerta siempre estará abierta para ellos, independientemente de su edad o del tema que se trate, e incluso si no puedes resolver todos los problemas, siempre los abrazará y estarás encantado de escucharlos.