En 1898, Nikola Tesla presentó un barco de control remoto de 1,22 m en una exposición en el Madison Square Garden. El barco a batería (que se ve en la imagen de arriba) tenía una hélice, un timón y luces controlados por radio, y fue el primer juguete de control remoto de la historia.
La leyenda dice que Tesla engañó a la multitud para que creyera que el barco respondía a las órdenes que gritaban. Como en aquella época no había mucha gente que supiera de la existencia de las ondas de radio, el público se lo creyó y quedó totalmente atónito ante la magia.
Hasta el día de hoy, Thomas Edison sigue siendo el maestro absoluto de las invenciones, habiendo acumulado un número récord de 1.093 patentes en vida. Y aunque la mayoría de nosotros conoceremos a Edison como el inventor de la bombilla incandescente, el fonógrafo y una de las primeras versiones de la cámara cinematográfica, el Mago de Menlo Park también tuvo una buena cantidad de inventos fallidos.
Uno de esos fracasos fueron las primeras muñecas parlantes, que empezó a producir en 1890. Las muñecas, que pesaban 1,8 kilos, tenían una versión en miniatura del fonógrafo en el torso y cada una de ellas decía una rima única pregrabada por las mujeres que trabajaban en la fábrica de Edison. Las muñecas no tuvieron éxito económico principalmente porque eran caras, costaban 20 dólares cada una (lo que equivale a casi 600 dólares en el dinero de hoy). Además, los niños que pudieron jugar con ellas las encontraron realmente espeluznantes, y si ves el video de arriba, seguramente entenderás por qué.
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Henry Ford y Robert Boyer con el auto de soya, 1941 Fuente de la imagen: The Henry Ford/ Flickr
El auto de soya fue el resultado de una colaboración entre Henry Ford y George Washington Carver, y era esencialmente un automóvil de plástico, cuya carrocería y guardabarros estaban hechos de un material resistente derivado de la soya, el maíz y el trigo.
Presentado en 1941, el automóvil fue diseñado para funcionar con combustible de cáñamo y se suponía que sería la respuesta de Ford al racionamiento de acero y combustible durante la Segunda Guerra Mundial, ya que la carrocería del automóvil era liviana y, por lo tanto, también requería menos combustible. Desafortunadamente, la producción en masa de automóviles de soya se detuvo durante la Segunda Guerra Mundial.
Katharine Burr Blodgett (1898-1979), demostrando el equipo en el laboratorio Fuente de la imagen: Smithsonian Institution/ Flickr
Katharine Burr Blodgett es una famosa física y química estadounidense especializada en química de superficies. Blodgett es más famosa por su invención del vidrio "invisible" o no reflectante que es resistente al deslumbramiento. La industria cinematográfica fue la primera en adoptar el invento, y lentes de película como las que se usaron en Lo que el viento se llevó (1939) fueron cubiertas por su revestimiento antirreflectante, que agregó más claridad a la imagen. Desde entonces, el uso del vidrio invisible se había extendido a aviones, submarinos, automóviles e incluso anteojos.
Pero este no fue el único invento de Blodgett. Durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, inventó una nueva forma de descongelar las alas de los aviones, lo que permitió que los aviones volaran en temperaturas gélidas y terminó siendo una importante ventaja durante la Segunda Guerra Mundial.
Un detector de metales experimental llamado "Alpha" diseñado por M. Guitton
En 1881, el presidente estadounidense James Garfield había sido herido de bala por Charles Guiteau. Todos los intentos de localizar y recuperar la bala del pecho de Garfield fueron infructuosos. Por ello, Alexander Graham Bell creó el detector de metales en un intento de ayudar a los médicos a localizar la bala. El dispositivo se inspiró en el detector de metales portátil del inventor francés Gustave Trouvé, desarrollado también para su uso en pacientes, y el prototipo de Bell funcionó como se esperaba.
Lamentablemente, no ayudó a detectar la bala, ya que la cama del presidente estaba compuesta por resortes metálicos en espiral que confundían al detector. Los cirujanos lograron recuperar la bala al final, pero las malas prácticas de higiene quirúrgica de la época dieron como resultado una infección, que finalmente llevó a Garfield a partir el 19 de septiembre de 1881.
James Watt fue un ingeniero e inventor escocés, y sin duda es más conocido por su mejora de la máquina de vapor. La máquina de vapor de Watt es una de las mayores contribuciones tecnológicas de la época y uno de los detonantes de la Revolución Industrial.
Sin embargo, Watt también patentó otros inventos, incluida una fotocopiadora mecánica en 1780. El dispositivo portátil y bastante cómodo permitía a los usuarios transferir texto escrito de una página superior a la segunda página inferior en sentido inverso. El dispositivo fue un gran éxito y se vendieron más de 600 unidades de la máquina en el primer año de su producción. Única en su época, la prensa de fotocopias de Watt había sido utilizada por muchos estadistas y hombres de negocios famosos de la época, incluidos George Washington y Thomas Jefferson.
¿Nunca has oído hablar de Elizabeth Magie? No es una sorpresa, ya que le han robado su legado y su mayor invento. Pero estamos dispuestos a apostar a que has oído hablar del juego que Magie inventó, algo llamado Monopoly. Magie patentó su invento en 1903 y lo llamó El juego del terrateniente, concibiéndolo como un juego antimonopolista en el que "todos eran recompensados cuando se creaba riqueza".
Por desgracia, su juego había sido robado por un tal Charles Darrow, que lo vendió a los hermanos Parker, que finalmente ganaron miles de millones con el juego. Sin embargo, poca gente sabe que Elizabeth Magie también publicó un juego de cartas llamado Juicio simulado con los hermanos Parker en 1910.
Una recreación moderna de la armónica de cristal de Franklin
Benjamin Franklin fue un verdadero hombre del Renacimiento, pero una de sus primeras y mayores pasiones a lo largo de su vida fue inventar cosas. De hecho, se dice que Franklin hizo su primer invento a la edad de 11 años: un par de paletas de madera que se sujetaban a las muñecas y hacían que nadar fuera más rápido.
Sin duda, el invento más musical de Franklin fue la armónica de cristal, que supuestamente se inspiró cuando escuchó a alguien tocar copas de vino con los dedos. Como resultado, nació la armónica de cristal, que consistía en una serie de cuencos de cristal de distintos tamaños dispuestos sobre un eje. Un pedal ponía en movimiento el eje y un músico tocaba el instrumento tocando los cuencos con los dedos. Al principio, la armónica de cristal era bastante popular: Mozart y Beethoven incluso compusieron música para el instrumento. Sin embargo, con el tiempo, se volvió obsoleta.
Hablando de hombres del Renacimiento, probablemente todos sepan que Leonardo da Vinci era un inventor y científico, además de un artista y escultor genial. Bueno, uno de los inventos más espeluznantes y, a la vez, más asombrosos que pertenecieron a Da Vinci fue el traje de buceo que diseñó y construyó cuando tenía 40 años. El traje de cuero tenía tubos para respirar, un odre inflable para hundirse y flotar, e incluso bolsas especiales para orinar (realmente pensó en todo).
Da Vinci imaginó que el traje tenía potencial militar que podría ayudar a la República de Venecia a vencer a la armada otomana, que tenía una fuerza superior. Por eso Leonardo mantuvo sus bocetos del traje de buceo de cuero alejados de las miradas indiscretas. Arriba puedes ver una recreación exacta de estos bocetos del siglo XVI expuestos en un museo y debemos decir que no nos gustaría encontrarnos con nadie que llevara esa cosa en la calle y mucho menos verlo salir de la tienda. Aun así, los expertos dicen que es bastante funcional y es un intento bastante bueno y realista de hacer un traje de buceo.
