¿Cómo quedan atrapadas las emociones negativas en nuestro interior?
Ya en 1992 se publicó un estudio que apoyaba la conexión entre el cuerpo y la mente, y estudios más recientes muestran que nuestra salud mental afecta a nuestra salud física. Un ejemplo clásico es el miedo; si estás en una situación en la que experimentas miedo, el cuerpo responde con una reacción de "lucha o huida". En su libro "El código de la emoción", el Dr. Bradley Nelson describe tres cosas que suceden cuando experimentamos emociones:
1. Desarrollamos una frecuencia emocional.
2. Experimentamos la emoción y todos los pensamientos y sensaciones físicas que la acompañan.
3. Procesamos la emoción y seguimos adelante.
Según un estudio publicado en 2017, la etapa de procesamiento emocional ocurre en el sistema límbico del cerebro, que también es responsable de la supervivencia y regula la temperatura corporal, la presión arterial y los niveles de azúcar en sangre. Como procesamos constantemente nueva información, siempre hay una respuesta automática de nuestro sistema nervioso, que envía señales al cuerpo y desencadena reacciones emocionales que corresponden a la experiencia. En otras palabras, nuestras emociones provienen de lo que el sistema nervioso le dice a nuestro cuerpo y a nosotros.
Según Nelson, cuando hay una interrupción en la segunda o tercera etapa descrita, la energía emocional queda atrapada en el cuerpo y, como resultado, experimentamos respuestas físicas como músculos tensos, dolor y otros problemas. Muchos psicólogos sostienen que el problema aquí es que nuestro "verdadero yo" (la parte curiosa y segura de nosotros) quiere expresar algo que el "falso yo" (la parte que aprendió a lidiar con el dolor y la pérdida) no quiere que expresemos. Esto es esencialmente la represión de la energía negativa y se manifiesta como:
- Resentimiento
- Mal juicio
- Autosabotaje
- Reacciones exageradas
- Estrés y ansiedad
- Depresión
- Agotamiento
La conexión entre las emociones negativas atrapadas y el trauma
Es casi imposible hablar de este tema sin mencionar el trauma emocional y cómo lo experimenta el cerebro. La verdad es que casi todo el mundo experimentará un trauma en algún momento de sus vidas, y un estudio de 2015 realizado entre 69.000 personas en todo el mundo mostró que más del 70% de los encuestados habían experimentado un evento traumático en sus vidas, y alrededor del 30% de ellos experimentaron 4 o más eventos traumáticos. El trauma puede surgir en la vida debido a experiencias como:
- Ruptura de una relación o divorcio
- Cambios significativos en la vida
- Enfermedad grave
- Muerte de un ser querido
- Traición en una relación
- Pérdida de un trabajo o de la capacidad de trabajar
- Experimentar violencia, discriminación o racismo
El trauma afecta nuestro procesamiento de la memoria y la capacidad de recuperar información factual de la experiencia por la que pasamos. Cuando se trata de una experiencia particularmente intensa, el cerebro puede procesar el recuerdo como una imagen o una cierta sensación en el cuerpo. Cuando surge un desencadenante específico que evoca este recuerdo, el cerebro se desconecta de la realidad e intenta recrear el evento traumático, que se presenta en forma de flashback. Todo este proceso altera la capacidad curativa natural del cerebro, y la experiencia que queda atrapada en él hace que permanezcamos estancados en el pasado. Esto se ve claramente en personas que sufren trastorno de estrés postraumático, una afección que generalmente se desarrolla después de una experiencia particularmente aterradora o amenazante.
¿Dónde quedan atrapadas las emociones dentro del cuerpo?
¿Alguna vez te has preguntado por qué a una persona enojada se le llama "impertinente"? ¿Alguna vez has sentido presión en el pecho debido a la ansiedad? ¿O tal vez has sentido que tu "corazón se hunde" debido al miedo? Las sensaciones físicas creadas por nuestras emociones varían de persona a persona, pero un equipo de ingenieros biomédicos de Finlandia intentó mapear este fenómeno en un estudio de 2013 y mostrar exactamente dónde se encuentran las emociones en el cuerpo. Preguntaron a 700 personas dónde sentían un aumento o una disminución de la sensación durante la experiencia de emociones fuertes, y esto es lo que encontraron:
Estos investigadores llevaron a cabo un estudio de seguimiento publicado en 2018, en el que demostraron que la intensidad de la emoción afecta la intensidad de su sensación en el cuerpo, y también categorizaron las emociones en cinco grupos:
- Negativas: como el estrés, la ira y la vergüenza
- Positivas: como la alegría, el amor y el orgullo
- Cognitivas: como la atención y la percepción
- Estados homeostáticos: como una sensación de equilibrio y calma
- Enfermedades y estados somáticos: como una sensación de enfermedad
¿Cuál es el impacto físico de las emociones no procesadas?
Entonces, como hemos aprendido, las emociones nos afectan físicamente, pero ¿qué sucede con las emociones que no procesamos adecuadamente? Las que quedan atrapadas en nuestro subconsciente también pueden afectarnos y, de hecho, uno de sus efectos más obvios es en nuestra postura. Por ejemplo, cuando tenemos mucha confianza, tendemos a enderezar más la espalda, y cuando estamos tristes, tendemos a encorvarnos. Esto sucede en parte porque la emoción crea una presión constante en los músculos y hace que adoptemos una postura que reduce la sensación incómoda que se crea. Además, muchos de nosotros hemos aprendido a enterrar nuestras emociones y dolor, pero esto puede hacer que las reprimamos, y un estudio de 2019 demostró que esto podría conducir a una actividad reducida del sistema inmunológico.
¿Cómo liberar emociones que pesan sobre el cuerpo?
Para liberarte de la prisión emocional, aliviar el bagaje emocional que llevas y experimentar un cambio emocional y físico real, necesitas hacer varias cosas:
1. Reconocer tus emociones
Cuanto más entiendas tu mundo emocional, mejor podrás procesar tus emociones de forma saludable. El primer paso es conectar con tu emoción e intentar comprenderla. Las personas que reprimen sus emociones tienen dificultades para identificar la emoción que están experimentando, por lo que es muy recomendable buscar un terapeuta certificado para este propósito. Un estudio de 2007 demostró que incluso un pequeño acto como etiquetar la emoción que estás experimentando puede reducir su intensidad.
2. Procesa el trauma que experimentaste
Hay traumas que experimentamos en un momento en el que no pudimos procesar adecuadamente la emoción, por ejemplo, en la infancia. Esto incluye traumas como:
- Abuso físico, emocional o sexual
- Negligencia
- Pérdida
- Abandono
- Bullying
- Crecer en un hogar disfuncional
Si no procesamos los traumas que experimentamos en la infancia, podemos tender a culparnos a nosotros mismos, culpar a los demás, experimentar depresión y evitar eventos sociales. Para procesar el trauma, primero debemos lamentar lo que nos sucedió y, después de permitirnos sentir y procesar ese dolor, podemos desarrollar estrategias que nos ayuden a crecer como individuos.
3. Exploración de la sombra
En psicología, la sombra es un arquetipo que describe partes de nuestra personalidad que nos negamos a aceptar, muchas veces por vergüenza o por un sentimiento de inadecuación, y por ello las reprimimos. En general, las personas tienden a ocultar partes de sí mismas que creen inaceptables. Por ejemplo, si de pequeño te decían a menudo que dejaras de llorar o incluso que te calmaras cuando te sentías emocionalmente desbordado. Para explorar la sombra y lidiar con las emociones reprimidas, se recomienda hablar con un terapeuta certificado.
4. Movimiento voluntario
La psicoterapia cuerpo-mente ayuda a tratar el postraumático y el estrés crónico que afecta al cuerpo, y como parte de la terapia se reconocen los síntomas físicos y emocionales, y se hacen esfuerzos por liberarlos para sanar. Una forma de lograrlo es a través del movimiento que permite una sensación de seguridad en el cuerpo que no hemos experimentado antes, y esto se puede lograr a través de actividades como:
- Baile
- Estiramientos
- Yoga
- Sacudidas corporales
- Tai Chi
- Caminata con meditación
- Ejercicios de respiración diafragmática
5. Practicar la quietud
Si el movimiento ayuda a liberar traumas pasados, la quietud física puede ayudarnos a procesar nuestros pensamientos y emociones actuales. Los estudios han demostrado que nos resulta más fácil conectar con nuestros pensamientos, emociones y deseos profundos cuando nos desconectamos de los estímulos externos, y en la era moderna, experimentamos esa quietud menos que nunca, pero es muy importante para el cuerpo y la mente. Aquí hay algunas técnicas que ayudan a lograr la quietud:
- Meditación
- Ejercicios de respiración
- Paseos por la naturaleza
- Escuchar música relajante
- Repetición de mantras
- Relajación muscular progresiva
En conclusión
Cuando no procesamos adecuadamente nuestras emociones, estas se quedan atrapadas en el cuerpo, reprimidas, nos agobian e incluso causan efectos físicos. Con diversas técnicas es posible procesar mejor las emociones que hemos vivido en el pasado y que estamos viviendo en la actualidad, entre las que se incluyen terapias con un psicólogo y prácticas que ayuden a mover el cuerpo o a conseguir la calma mental. De esta forma, podremos liberarnos de la prisión emocional en la que nos encontramos y alcanzar el bienestar emocional.