La glándula tiroidea, una pequeña glándula situada en la base de la garganta a ambos lados de la tráquea, forma parte del sistema endocrino que incluye glándulas que producen y secretan hormonas en el torrente sanguíneo. Las hormonas de las que es responsable la glándula tiroides regulan muchos procesos de nuestro organismo, como el apetito y los niveles de energía, así como la temperatura corporal. Dada su amplia actividad, es importante tratar cualquier defecto causado en su funcionamiento, pero al mismo tiempo también es la razón por la que cada uno de nosotros puede sentir las consecuencias de su disfunción de forma diferente.
Debido a la dificultad de los pacientes para identificar y descifrar correctamente los síntomas relacionados directamente con la actividad de la tiroides, muchos evitan consultar al médico o intentan tratarla de forma incorrecta. El resultado de todo esto es que un estado de hipoactividad o hiperactividad de la glándula puede diagnosticarse mucho después de su aparición. Sigue leyendo para saber qué síntomas pueden indicar un problema con la actividad de la tiroides y qué es importante hacer si los experimentas.
Hipotiroidismo
El hipotiroidismo es una condición causada por una producción demasiado baja de hormonas tiroideas por parte de la glándula. Es habitual dividir las causas de la hipoactividad en dos tipos: la hipoactividad causada por un problema de la propia glándula tiroidea y la hipoactividad causada por una secreción insuficiente de hormonas en otras zonas del cuerpo (hipófisis o hipotálamo).
Síntomas de la hipoactividad
Los síntomas propiamente dichos se dividen en varios tipos, algunos de los cuales caracterizan las fases iniciales del fenómeno y otros son típicos de fases más avanzadas. Al tratarse de síntomas crónicos y relativamente latentes, una gran parte de los signos iniciales del problema son atribuidos por los pacientes a otros problemas diversos, por lo que suelen evitar acudir al médico a tiempo. Los principales síntomas pueden distinguirse de la fatiga crónica, el dolor muscular inexplicable, la intolerancia al calor, el pelo fino y quebradizo, el sobrepeso repentino, la palidez, el dolor articular y los trastornos del sueño.
Cómo diagnosticar el hipotiroidismo
Si sufres uno o más de estos síntomas a lo largo del tiempo, debes consultar a un médico y pedir un análisis de sangre. La medida a la que se referirá el médico en la prueba es la hormona TSH - si la prueba muestra un nivel de TSH que oscila entre 0,4 y 4,5 mililitros por litro (MU / L), parece que no tienes el problema y debes seguir buscando las causas de los síntomas que padece. Sin embargo, si los resultados muestran un índice de 10 o superior, lo más probable es que el diagnóstico de hipotiroidismo sea correcto. Las medidas entre 4,5 y 10 no siempre son inequívocas, y el diagnóstico basado en ellas será realizado por un médico, basándose en otras medidas y en tu historial médico general.
Tratamiento de la función tiroidea anormal
Los problemas de tiroides son imprevisibles, y dada la dificultad para relacionar los síntomas con su origen y las diferencias de gravedad entre los pacientes, el diagnóstico del fenómeno puede ser difícil. Sin embargo, una vez que se han conocido los síntomas, la combinación de varios de ellos o la aparición de un síntoma a lo largo del tiempo, es importante no descuidarlos y asegurarse de consultar a un médico al respecto.
Si le han diagnosticado hipotiroidismo
El hipotiroidismo es un problema fácil de equilibrar y tratar. Si te han diagnosticado el problema y experimentas uno o más de los síntomas mencionados, tu médico puede recetarle medicamentos que incluyan reemplazos hormonales. Sin embargo, hay otras cosas que se pueden hacer:
Evitar la exposición a sustancias nocivas: comprueba si haz estado expuesto recientemente a toxinas como el cloro, el mercurio, el flúor o diversos pesticidas. Todos ellos pueden tener un efecto ralentizador de la actividad tiroidea.
Asesoramiento nutricional - Pregunta a un nutricionista para saber qué nutrientes te faltan y pueden mejorar tu situación y sensación personal. Haz clic aquí para conocer los alimentos que afectan a la actividad de la tiroides.
Ejercicio - Asegúratee de hacer ejercicio regularmente. Cualquier actividad que eleve el pulso ayuda a estimular la actividad hormonal de la glándula y a limpiar el cuerpo de sustancias que pueden perjudicarla a través del mecanismo de sudoración.
Si te han diagnosticado hipotiroidismo
El tratamiento principal en este caso suele ser farmacológico y en casos más difíciles quirúrgico, sin embargo hay factores que afectan al nivel de actividad de la glándula tiroides que son importantes de tratar:
Estrés mental: Los cambios mentales son uno de los factores más influyentes en muchas enfermedades autoinmunes, por lo que en un número importante de casos la aparición de los síntomas o el empeoramiento de la enfermedad puede producirse como consecuencia de crisis personales como el divorcio y la separación de la pareja. Si te han diagnosticado una glándula tiroidea hiperactiva y estás estresado o sufres depresión o ansiedad, es muy importante que busques la ayuda de un terapeuta, consejero o psicólogo para que te ayude y refuerce durante el periodo difícil. Al mismo tiempo, también puede ayudar a cambiar su menú para influir en su estado de ánimo. Haga clic aquí para conocer los alimentos que pueden afectar y mejorar diversos estados de ánimo.
Evitar fumar - Fumar no es saludable para nadie en general, pero además existe una relación entre el tabaquismo y la glándula tiroides hiperactiva, especialmente cuando se trata de síntomas relacionados con cambios en la visión, presión en los ojos y similares. Si te han diagnosticado glándula hiperactiva, considera la posibilidad de buscar un tratamiento para dejar de fumar o al menos reducir la cantidad de cigarrillos que consumes.
Equilibrio de la medicación: asegúrate de que tu médico conoce todos los medicamentos que estás tomando. En los pacientes de edad avanzada hay fármacos que por sí mismos o por la combinación de ellos pueden provocar una reacción de intoxicación que puede manifestarse en cambios en la función glandular.
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