La Inusual Industria De La Sal En África

Ubicado a unos 200 km al noroeste de la ciudad de Agadez, al norte de Níger, se encuentra el pequeño poblado de Teguidda-n-Tessoumt, habitado por 50 familias aproximadamente. La población es este pueblo es estacional, proveniente de la una ciudad cercana, desde la cual se supervisa la inusual e histórica producción de sal. La principal fuente de sal en este lugar es la arcilla, ya que se encuentra a miles de km del mar y en el desierto del Sahara.

El pueblo se encuentra repleto de cientos de pequeños estanques artificiales, llenos de agua salada de color pastel, atendidos por hombres, mujeres y niños que trabajan duramente. Además, existen pequeñas colinas alrededor, creadas por la deposición de la arcilla a lo largo de tantos años de extracción de sal en la zona.

La región cuenta con cerca de 20 manantiales cuya agua es en sí bastante salada. Sin embargo, es de la arcilla de donde se extrae la sal. La arcilla que contiene la sal es desenterrada y llevada a grandes estanques unos dos metros de diámetro que son llenados con el agua de los manantiales. Luego, un hombre pisa la mezcla con los pies para crear una pasta espesa. La mezcla salobre se deja estacionar por varias horas. Existen varios de estos estanques de decantación, cada con un tono diferente de color marrón, dependiendo del color original de la arcilla, la salinidad de la solución y el nivel de precipitación. Las algas crecen en algunos de los estanques y también los colorean el agua. Los estanques, además,  cambian su tono en función del ángulo en que los rayos del sol se refracten sobre ellos.

Una vez que el lodo se haya estacionado, el agua salada es drenada desde los estanques, con un utensilio creado con la cascara de una calabaza, y se vierte en otro estanque más pequeño para su consecuente evaporación. Esta parte del proceso se encuentra a cago de los hombres, que además son responsables del mantenimiento de los estanques. El trabajo de las mujeres es el de quitar los cristales de sal de los estanques de evaporación, y luego limpiarlos completamente y prepararlos para ser utilizados nuevamente.

Mientras tanto los niños son los encargados de recorrer los estanques pequeños chequeando el proceso de secado y rompiendo las formaciones de cristales de sal con gotas de agua, ya que impedirán la vaporización del resto del agua. Este proceso continúa hasta que solo queda en el estanque los preciosos residuos de sal. 

La sal extraída se forma  en bloques y se seca al sol. Esta sal se vende a los nómadas y comerciantes de la sal, que viajan a través de Teguidda-n-Tessoumt, comercializando alimentos y otros bienes a cambio de sal. La mayor parte del producto, sin embargo, se vende en los mercados de las ciudades más grandes en la franja del desierto. La sal en bruto generada en este pueblo, en general, no se utiliza para el consumo humano, sino como un complemento para la dieta de los animales domésticos.

La arcilla residual de los estanques de decantación vacíos se retira y es arrojada en las cercanías, contribuyendo a los numerosos montículos artificiales que salpican la zona.