Los monumentos culturales son registros vivos que preservan los restos de civilizaciones antiguas y proporcionan modelos para el desarrollo de la civilización humana. Sin ellos, capítulos enteros de la historia corren el riesgo de desaparecer. El Fondo Mundial de Monumentos (WMF) ha pasado décadas luchando contra el tiempo, el abandono y la destrucción para mantener estos sitios en pie. Cada dos años, destaca los lugares más amenazados del mundo, centrando la atención en aquellos que corren el riesgo de desaparecer para siempre. La lista de 2025 presenta 25 sitios en cinco continentes, aquí se enumeran diez de los más amenazados, cada uno con una historia al borde de perderse.
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Escondida en el corazón de París, la Capilla de la Sorbona se erige como un testigo centenario de la evolución intelectual y cultural de una de las universidades más prestigiosas del mundo. Originalmente concebida en el siglo XVII bajo el patrocinio del cardenal Richelieu, la capilla ha soportado oleadas de historia, desde la destrucción provocada por la Revolución Francesa hasta su papel actual como monumento en honor a los estudiantes y profesores fallecidos en la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, el tiempo no ha sido benévolo con esta maravilla arquitectónica. Después de estar cerrada durante casi 25 años debido a problemas estructurales, ahora se están realizando esfuerzos para restaurar su grandeza, asegurando que su legado continúe inspirando a las generaciones futuras.
Mucho antes de que llegaran los colonos europeos, las comunidades indígenas navegaban por una vasta red comercial que se extendía por el sureste de los Estados Unidos. La Gran Ruta Comercial, también conocida como la Ruta Occaneechi, conectaba tribus a través de una extensa ruta que iba desde la actual Virginia hasta Carolina del Sur. Este sendero histórico alguna vez sirvió como un salvavidas para el comercio y el intercambio cultural, sus caminos estaban alineados con espacios de reunión y asentamientos sagrados.
Aunque gran parte de este ya no existe bajo carreteras pavimentadas, los miembros de la comunidad de Occaneechi están abogando por la preservación de lo que queda. Su objetivo es proteger los fragmentos de esta ruta comercial que alguna vez fue próspera, asegurando que su importancia histórica y espiritual no se pierda en el tiempo.
La accidentada costa de Maine está salpicada de casi 70 faros históricos, que se alzan como centinelas contra las mareas cambiantes del Atlántico. Entre ellos, el faro Portland Head ha guiado a los marineros desde 1791, lo que lo convierte en el más antiguo del estado. Si bien estas estructuras han resistido tormentas y naufragios, ahora enfrentan un desafío aún mayor: el cambio climático.
El Golfo de Maine se está calentando a un ritmo tres veces superior al promedio mundial, erosionando las costas y amenazando la estabilidad de estos puntos de referencia. Los grupos de preservación ahora se están uniendo para proteger estos faros, no solo como piezas de la historia marítima, sino como símbolos vitales de resiliencia frente a un futuro ambiental incierto.
Enclavado en la campiña de Portugal, el Monasterio de Alcobaça alberga una extraordinaria colección de esculturas de terracota realizadas en los siglos XVII y XVIII. Lo que las hace únicas es la rara técnica utilizada para crearlas: la arcilla local se horneaba en bloques huecos livianos, luego se apilaban cuidadosamente y se moldeaban en diseños intrincados. Este método permitió obtener figuras inmensas pero delicadas que ahora adornan los interiores del monasterio.
Sin embargo, el tiempo y las temperaturas fluctuantes han hecho que estas esculturas sean extremadamente frágiles y sus superficies se deterioran con cada año que pasa. Si bien ya son Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, se están poniendo en marcha nuevos esfuerzos de conservación para preservar estas obras, y se está capacitando a artesanos locales para restaurarlas y mantenerlas para las generaciones futuras.
Las extensas estepas de Mongolia son el hogar de un raro sobreviviente del pasado budista del país: el Monasterio Erdene Zuu. Construido a fines del siglo XVI por Altan Khan, este sitio sagrado alguna vez floreció como un centro de aprendizaje espiritual. Sin embargo, el ascenso de la influencia soviética en el siglo XX condujo a la destrucción generalizada de instituciones religiosas, dejando a Erdene Zuu como uno de los pocos que perduraron.
Hoy, sigue siendo el monasterio sobreviviente más antiguo de Mongolia, pero enfrenta amenazas crecientes de cambios ambientales y el desgaste del tiempo. Los expertos están pidiendo esfuerzos renovados para proteger sus estructuras históricas y garantizar que su papel como piedra angular del patrimonio espiritual y arquitectónico de Mongolia permanezca intacto.
Durante siglos, los monasterios ortodoxos del valle del Drino de Albania desempeñaron un papel esencial en la vida religiosa y cultural del país. Eso cambió en 1967, cuando el régimen comunista de Albania prohibió las instituciones religiosas, lo que obligó a los monasterios a abandonarlos. Años de abandono, combinados con cambios demográficos y dificultades económicas, han dejado en decadencia estos sitios que alguna vez fueron prósperos.
Con la pérdida de población en las aldeas rurales, los recursos para mantener estos monasterios han disminuido. Los conservacionistas creen que restaurar estos sitios históricos no solo podría preservar el patrimonio cultural de Albania, sino también promover un turismo sostenible que beneficie a las comunidades locales.
Durante casi un siglo, la isla de Serifos desempeñó un papel importante en la industria minera de Grecia, con trabajadores extrayendo mineral de hierro de su accidentado terreno. Los restos de esta industria, que en su día fue próspera, como las líneas ferroviarias, los muelles de carga y las viviendas de los mineros, se encuentran ahora en mal estado de conservación. El desarrollo impulsado por el turismo está ejerciendo una presión adicional sobre la isla, amenazando lo que queda de su pasado industrial.
Los conservacionistas están abogando por una mayor protección jurídica y medidas de estabilización de emergencia para evitar la pérdida total de estas estructuras históricas. La preservación del patrimonio minero de Serifos podría permitir su integración en las iniciativas turísticas, al tiempo que se salvaguarda su importancia histórica.