Los síntomas de la enfermedad pueden aparecer rápidamente, pero en algunos casos, al igual que otras enfermedades respiratorias (como el coronavirus), tardan más en desarrollarse y manifestarse. La rapidez con la que aparecen depende en gran medida del alcance y la gravedad de la inflamación, sus causas y el estado de salud general del enfermo. Entre los síntomas comunes se encuentran:
Una sensación general de cansancio.
Fiebre
Respiración difícil
Tos
Respiración rápida
Escalofríos
Dolor en el pecho.
En casos de enfermedad grave, todos los síntomas mencionados pueden ocurrir simultáneamente. Sin embargo, en el caso de una inflamación leve, los síntomas principales serán tos y fiebre alta. Estos síntomas son consecuencia del arduo trabajo del sistema inmunitario para combatir la inflamación. Esto afecta los niveles de energía del cuerpo y restringe el flujo de aire a los tejidos, lo que resulta en dificultades para respirar y fatiga. ¡Es importante tener en cuenta que estos síntomas no deben tomarse a la ligera!
A medida que empeora la inflamación, la capacidad del cuerpo para absorber oxígeno se reduce considerablemente, lo que puede provocar complicaciones graves como embolia pulmonar, derrame pleural, hipoxemia (niveles bajos de oxígeno en la sangre) e hipoxia (niveles bajos de oxígeno en los tejidos). Para tratar de manera efectiva estas condiciones, es necesaria la atención médica para una evaluación adecuada y el uso de antibióticos para erradicar las infecciones bacterianas.
La neumonía puede ser causada por una variedad de factores en adultos, siendo las bacterias el patógeno más común. Otros patógenos, como virus como el Covid-19 y el SARS, representan alrededor del 20 % de los casos de neumonía. Aquellos con condiciones de salud subyacentes o factores de riesgo, como enfermedades pulmonares crónicas o sistemas inmunológicos debilitados, tienen más probabilidades de contraer la infección. Pueden experimentar síntomas más severos. El diagnóstico, el tratamiento y la recuperación de la neumonía también son consideraciones importantes.
El diagnóstico de inflamación implica varios pasos, como el interrogatorio de un médico sobre los síntomas, un examen físico, radiografías de tórax y análisis de sangre para confirmar la presencia de inflamación. Si al paciente se le diagnostica neumonía, generalmente se administran antibióticos por un período corto, por vía oral o mediante inyección, para eliminar el patógeno causante y prevenir complicaciones. En algunos casos, es posible que el paciente deba permanecer en el hospital para observación y, en casos graves, es posible que necesite soporte de ventilación para las dificultades respiratorias. Es imperativo tener en cuenta que el ventilador solo proporciona oxígeno a los pulmones y no es un tratamiento para la enfermedad.
El tiempo de recuperación de la neumonía varía según la extensión de la enfermedad y su gravedad: se espera que los pacientes leves que no necesitaron hospitalización y experimentaron solo algunos síntomas se recuperen en la mayoría de los casos después de 5 días, pero aquellos que sufren de inflamación severa y son Se espera que los pacientes que requieren ser hospitalizados y conectados a un ventilador experimenten un período de recuperación más largo que incluso puede llegar a varias semanas.
Cuando experimentamos fiebre alta, es muy necesario beber muchos líquidos para evitar la deshidratación, ya que nuestro cuerpo tiende a liberar una gran cantidad de líquidos. También se recomienda tomar un baño o una ducha tibia en lugar de una fría, ya que puede empeorar los escalofríos y hacernos sentir incómodos. Tomar una ducha tibia ayudará al cuerpo a bajar su temperatura de forma gradual y saludable, lo que facilitará el control de las enfermedades.
Es muy probable que las bacterias que causan la neumonía se encuentren en el medio ambiente, lo que hace que sea difícil de evitar. Sin embargo, se ha descubierto que seguir un estilo de vida saludable puede ofrecer cierta protección y reducir el riesgo de desarrollar una enfermedad grave.
1. Un estilo de vida saludable incluye evitar fumar, ya que es uno de los principales contribuyentes a la neumonía. No solo daña al fumador, sino que también pone a quienes lo rodean en riesgo de infecciones respiratorias. Por lo tanto, dejar de fumar es fundamental para mejorar la salud y proteger a los demás.
2. La actividad física regular es un aspecto crucial de un estilo de vida saludable, recomendado para personas de todas las edades. Participar en ejercicios aeróbicos o cardiovasculares como correr, caminar, andar en bicicleta o nadar puede mejorar el consumo de oxígeno y elevar el ritmo cardíaco. Esto conduce a una función mejorada de los pulmones, el corazón y el sistema inmunitario.
3. Una dieta sana y diversa que incluya alimentos de origen vegetal, carbohidratos complejos y fibra dietética, mientras limites la ingesta de sodio y azúcar, puede ayudar a desarrollar un cuerpo más fuerte y combatir enfermedades.