Es alucinante saber cuánto tiempo se pasa en un colchón: ¡es aproximadamente un tercio de toda la vida! Durante su vida útil, un colchón acumula de todo, desde escamas de piel hasta fluidos corporales, polvo y gérmenes. Para que te hagas una idea de la cantidad de acumulación de la que estamos hablando, se calcula que un colchón de 10 años contiene alrededor de 5 kilos de escamas de piel. Cuanto más viejo sea el colchón, más susceptible será de sufrir ácaros y chinches.
Así que hay muchas razones por las que los expertos recomiendan sustituir el colchón cada 7 u 8 años y limpiarlo con regularidad. Aprovecha el accesorio para colchones que viene con tu aspiradora. Sólo tienes que limpiar el colchón cada 6 meses, siempre que cambies las sábanas cada 1-2 semanas.
Las fundas de colchón lavables también son muy útiles para recoger las manchas y el polvo. Cuando tu colchón necesite una limpieza a fondo, tenemos una guía paso a paso que puedes seguir aquí.
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2. Almohadas y Cobijas
En muchos sentidos, las almohadas son comparables a los colchones. Nos sirven durante años y tienden a acumular mucha suciedad y polvo, te ahorraremos los detalles horripilantes. Lo que hace que la limpieza de las almohadas sea aún más importante es que apoyamos la cabeza en ellas, por lo que mantenerlas limpias y libres de gérmenes y alérgenos es bastante importante.
Los expertos recomiendan sustituir la funda de la almohada al menos una vez a la semana y utilizar una funda antialérgica para protegerla. Pero la almohada en sí también necesita airearse y limpiarse con regularidad. En general, las almohadas deben lavarse dos veces al año. Lo mismo ocurre con los edredones y las mantas con peso. Aquí explicamos cómo hacerlo:
- Consejos Sencillos Para Mejorar La Durabilidad De Tus Almohadas.
¿Cómo sabe que ha llegado el momento de sustituir tu almohada? Dobla la almohada por la mitad y mira si recupera su forma. Si no lo hace, es un buen indicio de que necesitas una nueva almohada. Además, busca cualquier abolladura o pliegue visible causado por el desgaste.
3. Humidificador
¿Tienes un humidificador en tu dormitorio? Hay muchas razones por las que deberías tener uno, y las explicamos todas aquí - 12 razones por las que necesitas un humidificador en tu casa.
Digamos que ya tienes un humidificador y lo has usado todo el invierno. ¿Cambias el agua a diario? ¿Has limpiado alguna vez el humidificador o has sustituido el filtro? Si has respondido "no" a alguna de estas preguntas, es posible que haya moho en el humidificador. Estos aparatos funcionan convirtiendo el agua (y todo lo que hay en el agua) en una niebla. Esto incluye el moho y las bacterias que podrían acumularse en el recipiente o el filtro del humidificador, por lo que estos dispositivos pueden convertirse en un peligro para la salud si no se limpian correctamente.
Por último, asegúrate de utilizar únicamente agua destilada o filtrada en el humidificador. El agua dura del grifo es rica en minerales que podrían obstruir el aparato y esparcirse, dejando un halo de polvo blanco que caería sobre los muebles cercanos y el suelo. No queremos asustarte, pero cambiar el agua del humidificador cada día, limpiar el aparato cada semana y sustituir el filtro del humidificador es crucial.
4. Alfombra
No eres el único que disfruta de la suave y acolchada alfombra de su dormitorio. Resulta que es un auténtico imán de suciedad y gérmenes. Sí, volvemos con más estadísticas aterradoras. ¿Sabías que, de media, una alfombra alberga cuatro mil veces más bacterias que el asiento de un inodoro? La estimación es de unas 200.000 bacterias por centímetro cuadrado (o 6,5 cm cuadrados). Así que no pienses que la alfombra de los dormitorios necesita menos aspiración sólo porque tenga menos tráfico. Los expertos siguen recomendando aspirar las superficies con alfombras cada semana y lavar la alfombra con champú una o dos veces al año.
Consejo: Si tiene mascotas y éstas tienen pulgas, las plagas también pueden vivir en las fibras de la alfombra. Así que asegúrese de desinfectar las alfombras y moquetas después de tratar a sus mascotas.
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5. Puntos de difícil acceso
Al igual que todas las habitaciones de la casa, el dormitorio tiene muchos rincones en los que pocos productos de limpieza "vagan". El suelo del armario, la parte superior del ventilador de techo, las lámparas, los marcos de los cuadros y el amplio espacio que hay debajo de la cama son lugares que solemos pasar por alto cuando limpiamos con prisa.
Pero todos estos lugares pueden acumular, y de hecho lo hacen, tanto polvo y suciedad como las zonas más transitadas, así que no olvides quitarles el polvo y limpiarlos a fondo de vez en cuando. La mayoría de nosotros no tiene tiempo para limpiar cada semana estos lugares fáciles de pasar por alto, pero hacerlo una vez al mes parece un objetivo alcanzable, ¿no?
La gente adora tener plantas de interior en el dormitorio, y es fácil entender por qué. Las plantas crean un ambiente agradable y purifican el aire. Sin embargo, lo que algunas personas no saben es que la mayoría de las plantas de interior acumulan polvo y pueden albergar moho en determinadas situaciones.
Limpia las hojas de tu planta cada mes aproximadamente para eliminar el polvo. Casualmente, esto también mejora la capacidad de fotosíntesis de la planta y mantiene a raya las plagas, por lo que también le estarás haciendo un gran favor a tu planta.
Además, evita regar en exceso tus plantas. De lo contrario, la tierra empezará a desarrollar moho. Riega la planta sólo cuando la parte superior de la tierra se seque, y vacía el platillo después de regar la planta.
7. Persianas para ventanas
Todas las rejillas de las persianas recogen el polvo, los alérgenos y los gérmenes que se encuentran en otras partes del dormitorio. La única diferencia es que las limpiamos diez veces menos que otras superficies. Esto se debe a que las persianas de las ventanas suelen parecer demasiado difíciles de limpiar, pero en realidad no lo son. No es necesario desmontarlas y llevarlas al fregadero cada vez.
A continuación te explicamos cómo limpiar las persianas de las ventanas cuando están colgadas:
1. Baja la persiana y cierra las rejillas.
2. Con el accesorio para quitar el polvo puesto, aspira la persiana. Ahora invierte el sentido de las rejillas y aspira el otro lado de la persiana.
3. Empapa un paño con agua jabonosa y limpia la persiana por ambos lados.
4. Aclara el paño con agua corriente y limpia la persiana para eliminar el agua jabonosa. Y ya está.
Todo el proceso sólo lleva unos minutos, por lo que podrás limpiar las persianas cada mes más o menos fácilmente. De paso, te recomendamos que también le des una limpieza rápida a los bordes y al marco de la ventana.
8. Cortinas
Todos hemos aprendido esto por las malas, pero las manijas de las puertas necesitan una buena limpieza o incluso una desinfección para eliminar cualquier bacteria o virus que pueda haber quedado después de tocar la manija de la puerta con las manos sin lavar. Asegúrate de limpiar la manija de ambos lados de la puerta cada semana, y utiliza también un spray o solución desinfectante.
La misma regla sirve para los interruptores de la luz en la pared, los mandos a distancia de los interruptores de la luz, los mandos del aire acondicionado y los termostatos de la habitación.
10. Imán de polvo y suciedad en la mesita de noche