A las belugas se les llama a veces "canarios del mar". Esto se debe a que hacen ruidos como una serie de chirridos, chasquidos, silbidos, zumbidos y chillidos, lo que hace que parezca que están cantando. Un estudio realizado en 2015 sobre una población de belugas en el mar de Beaufort, en Alaska, documentó 34 llamadas distintas de los animales, incluyendo tonos de campana. Estas ricas y variadas vocalizaciones son a veces tan fuertes que a menudo pueden oírse a través de los cascos de los barcos.
Pero, ¿por qué las belugas emiten ruidos tan característicos? Los expertos creen que estas vocalizaciones sirven para transmitir información importante en las grandes aguas abiertas. También se dice que estos animales marinos utilizan los ruidos para la ecolocalización (un proceso en el que los animales utilizan los ecos de sus llamadas para localizar e identificar objetos) mientras navegan por las oscuras aguas del océano. Los murciélagos utilizan exactamente el mismo proceso para cazar insectos en tierra.
2. Las belugas están estrechamente relacionadas con los narvales
Las belugas son ballenas dentadas y se clasifican en la familia Monodontidae. Aparte de las belugas, esta familia sólo cuenta con otra especie: los narvales. Los narvales, al igual que las belugas, son ballenas de tamaño medio y viven principalmente en el Ártico y el Atlántico Norte. Se les conoce como el unicornio del mar porel largo cuerno que sobresalen de su cabeza.
Las dos especies coexisten en algunas zonas e incluso se ha visto un híbrido de beluga y narval en libertad.
3. Alrededor del 40% de su peso corporal es grasa
Para adaptarse a las aguas increíblemente frías de su hábitat en el Ártico, donde las temperaturas pueden alcanzar los 32 grados Fahrenheit (0 Celsius), las belugas han desarrollado una capa especialmente gruesa de grasa. Esta gruesa capa de grasa corporal aísla a los mamíferos marinos de los entornos fríos y, en las belugas, la grasa representa casi el 40% de su peso corporal, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
4. Pueden imitar el habla humana
Se ha informado de que las belugas tienen la capacidad de imitar el habla humana. Se dice que una beluga llamada NOC, capturada por la Armada estadounidense, producía sonidos de baja frecuencia inusuales, similares al habla humana. NOC, que vivió en la Fundación Nacional de Mamíferos Marinos de San Diego durante 30 años, llegó a confundir a un buceador en una ocasión para que saliera del tanque de la ballena cuando creyó oír que otra persona le pedía que se fuera. Resultó que el sonido lo hacía en realidad la juguetona beluga, que estaba imitando la palabra "fuera".
5. Sus "melones" les ayudan a comunicarse
Las belugas tienen unos melones distintivos de gran tamaño, una estructura redondeada en la superficie dorsal de la cabeza de la ballena. Compuesto por lípidos (grasas), el melón de una beluga se utiliza para emitir una serie de sonidos de comunicación y expresiones faciales diferentes. También ayuda a transmitir las ondas sonoras de su cabeza al agua. Aunque todas las ballenas dentadas tienen un melón, la versión de la beluga de este órgano es bastante bulbosa y esponjosa con la capacidad de cambiar de forma durante las vocalizaciones.
6. Su color blanco les ayuda a sobrevivir
La palabra beluga viene del ruso "bielo", que significa blanco. Las belugas adultas son en su mayoría de color blanco puro, por lo que también se las conoce como ballenas blancas. Al nacer, las crías de beluga suelen ser de color gris oscuro y tardan unos ocho años en volverse completamente blancas. Curiosamente, la coloración blanca ayuda a proteger a estos animales marinos de los depredadores, como los osos polares y las orcas, al camuflarse entre los icebergs y los témpanos de hielo de los mares del norte.
7. Sus cuellos son súper flexibles
Las belugas tienen las vértebras cervicales del cuello sin fusionar, a diferencia de la mayoría de las ballenas y los delfines, cuyas siete vértebras del cuello están fusionadas. Esta característica les proporciona una gran flexibilidad y les permite girar la cabeza de un lado a otro y cabecear hacia arriba y hacia abajo. Los expertos creen que esta adaptación les ayuda a maniobrar su cuerpo sin problemas en aguas poco profundas para cazar, así como para escapar de los depredadores.
8. Las belugas pueden nadar hacia atrás
A diferencia de la mayoría de las ballenas, las belugas pueden nadar tanto hacia delante como hacia atrás. Esta adaptación es útil en un entorno en el que el hielo marino puede cambiar rápidamente. Además, esta habilidad también compensa su lánguida velocidad de entre 3 y 9 km/h.
9. Forman sociedades intrincadas
Las belugas son criaturas muy sociales y viven en pequeños grupos conocidos como manadas. El tamaño de sus manadas varía y a veces se cuentan por cientos.
Los científicos creen que las belugas pasan más tiempo interactuando entre ellas que cualquier otro tipo de cetáceo. De hecho, las investigaciones sugieren que, además de relacionarse con su propia familia, las belugas socializan con otras ballenas e incluso pueden separarse y unirse a otras manadas. Según el profesor de investigación de la Universidad Atlántica de Florida Greg O'Corry-Crowe, autor principal de un estudio publicado en 2020 en Scientific Reports, las belugas podrían estar formando también sociedades de fisión-fusión, en las que el tamaño y la composición de los grupos sociales dependen en gran medida del contexto.
"A diferencia de las orcas y al igual que algunas sociedades humanas, las belugas no interactúan ni se asocian única o principalmente con parientes cercanos. En una amplia variedad de hábitats y entre poblaciones migratorias y residentes, forman comunidades de individuos de todas las edades y de ambos sexos que regularmente se cuentan por cientos y posiblemente por miles", dijo O'Corry-Crowe en un comunicado. "Puede ser que su comunicación vocal altamente desarrollada les permita permanecer en contacto acústico regular con parientes cercanos incluso cuando no se asocian".
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