Es evidente que los belgas tengan una ruta del chocolate que tiene su epicentro en Bruselas, en la Grand Place. En esta plaza encontraremos las mejores tiendas artesanas donde los maestros chocolateros diariamente preparan sus dulces para el gran público.
La famosa marca Godiva es de una calidad suprema, aunque también el precio sea tal vez demasiado alto. Desde Bruselas, la siguiente parada es Amberes, donde la tienda The Chocolate Line que ha adquirido fama mundial con sus nuevas creaciones de pralinés con chili, wasabi, curry o cebolla.
2. Ruta "slow food" por el Piamonte
El Piamonte italiano es una de las regiones con mayor diversidad gastronómica: pasta al huevo, grandes vinos, chocolates además de trufas blancas. El Piamonte es también lugar de origen del chocolate Ferrero y el café Lavazza. En fin, comidas para todos los gustos.
El famoso pesto italiano (salsa de albahaca molida, piñones, aceite de oliva y queso) también procede de esta zona, así como los grissini y por supuesto como no la nutella, la reina de las cremas de avellana, creada por la dinastía Ferrero en 1936. La nutella está hoy en día, presente en todo tipo de tartas, crepes y postres. Es usada como ingrediente para realizar infinidad de dulces, aunque también se consume sencillamente con pan para el desayuno.
Esta región fue cuna del movimiento "slow food". En 1980 un grupo de periodistas decepcionados con la comida rápida, decidieron unir sus fuerzas para reivindicar la tradición italiana. Su mayor impulsor fue Carlo Petrini que incluso creó una Universidad de Ciencias Gastronómicas en Pollenzo con el objetivo de dejar un legado a las nuevas generaciones.
Este movimiento propone redescubrir la buena mesa y la buena cocina, lenta y sabrosa. Cocinar y comer lentamente. Proponen redescubrir las aromas y la riqueza de la cocina local.
3. Descubriendo el Roquefort
Existe una la leyenda sobre el origen de este queso. El protagonista es un joven pastorcillo que olvidó un queso crudo en Causse de Calambou y que, al ir a recogerlo cuando estaba hambriento, se encontró su trozo de queso crudo convertido en el actual queso Roquefort.
Este queso es uno de los más caros por diferentes motivos: por un lado, se utiliza leche de 4 diferentes razas de ovejas, el segundo el proceso de análisis por el que se logra los puntos tan característicos y el tercero, las condiciones ambientales de Causse de Cambalou. Es decir, el queso se elabora en un paraje con grutas de contacto en permanente contacto con el exterior, con corriente de aire y humedad.
El ingrediente principal, después de las cuatro leches de ovejas, es un hongo conocido como Penicillium roquefortii, la cual es esparcido cuidadosamente sobre el cuajo, quedando preparado para ser llevado a las grutas donde madurará lentamente.
4. Alemania y su cerveza
Cervezas buenas existen en casi todos los países, pero no existen celebraciones como el Oktoberfest Múnich. En Alemania se fabrican más de 5.000 cerveza distintas a partir de la combinación de cuatro diferentes ingredientes (malta, levadura, lúpulo y agua. Esta tradición cervecera se remonta a las tribus germanas y a los monjes medievales.
La celebración inicia con un desfile que es encabezado por el alcalde. Este suceso es considerado como la apertura al evento, que a su vez es acompañado por una alegre banda de música; luego, a las 12 en punto de la noche, el alcalde destapa un barril de cerveza lanzándose 12 salvas de cañon para comenzar a servir las bebidas.
Posteriormente, tiene lugar un desfile en ropas típicas, que se celebra anualmente desde 1950 y hace pintoresco y ameno el evento a pesar de ser 7 los kilómetros por recorrer desde el castillo hasta el lugar de la celebración.
Este evento fue cancelado durante algunos años por culpa de la guerra y pero retomó años más tarde. Dos siglos más tarde, de la primera celebración, el Oktoberfest ha evolucionado, dura 16 días y atrae a unos seis millones de visitantes. Este festival, en la actualidad, se ha internacionalizado y se celebra en muchas ciudades del mundo sin perder, por supuesto, ese carácter alemán.
5. De tapas por España
Una de las teorías sobre el origen de las tapas viene de Alfonso X el sabio, quien dispuso que en los mesones de Castilla, no se sirviese vino sino se acompañaba con un poco de comida para evitar que subiera el alcohol.
Las tapas se definen como cualquier pequeña porción de comida capaz de acompañar a una bebida. Tradicionalmente las tapas eran servidas con vino, hoy en día la situación ha cambiado y las tapas también se sirven con cerveza e incluso con alguna bebida refrescante, aunque no es lo habitual.
El tapeo se hace por lo general de pie, con grupo no muy numeroso de amigos. Lo ideal serían unos cuatro. Además no se deben consumir más dos tapas en un mismo establecimiento, pues lo ideal es cambiar de local hasta probar más variedades en otro lugar.
Hay centenares de recetas de tapas, que puede ser desde un simple trozo de tortilla, hasta pan con tomate y aceite. También se pueden servir pequeños trozos de embutido con pimientos o variedades de olivas y frutos secos.
Se puede ir de tapas prácticamente en todas las ciudades de España, pero sin duda El País Vasco y Madrid concentran los mejores locales y ambientes.
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