Imagina que te levantas por la mañana, pasas por el baño, te cepillas los dientes, te lavas la cara y, al mirar al espejo, te das cuenta que el lado izquierdo del rostro se encuentra levemente caído. Una vez que comenzaste a prestar estación, notas que el párpado izquierdo también está caído y, cuando tocas ese lado del rostro, te sientes impactado al descubrir una sensación total de entumecimiento y una parálisis muscular.
Lamentablemente, esto no es una pesadilla, sino una condición médica conocida como Parálisis Facial Periférica, o Parálisis de Bell. A pesar de ser temporal y solo durar unos meses, los síntomas de esta condición pueden ser escalofriantes para quien la desconoce.
¿Qué es la Parálisis Facial Periférica?
La Parálisis Facial Periférica, también conocida como Parálisis de Bell, es condición que produce un debilitamiento o parálisis total de un solo lado del rostro. Esta parálisis suele ser causada por un daño o lesión en uno de los dos principales nervios faciales que conectan y controlan los músculos en cada lado del rostro. Normalmente, cada uno de estos nervios envía impulsos electrónicos que accionan los músculos faciales. En este sentido, la parálisis nerviosa causada por esta condición explica la caída de un lado del rostro.
Causas de la Parálisis Facial Periférica
Aunque la causa exacta de la Parálisis Facial Periférica no siempre puede ser determinada con exactitud, se cree que esta condición puede ser el resultado de una infección viral, como el herpes, la presencia de un virus inactivo en el nervio, como el ganglio geniculado, o una respuesta inflamatoria del sistema inmune.
La Parálisis Facial Periférica afecta tanto a hombres como mujeres, de cualquier edad y grupo étnico, con un promedio de 30 pacientes diagnosticados por año, cada 100.000 personas. Sin embargo, los hombres alrededor de los 40 años suelen ser los pacientes más comunes. Por otro lado, las mujeres embarazadas, en edad de menstruación, o con antecedentes de parálisis en su familia también son más propensas a desarrollarla.
Factores de riesgo
Aunque la causa exacta de esta condición continúa en debate, los profesionales de salud creen que existen algunos factores de riesgo que pueden aumentar las probabilidades de inflamación del nervio facial, lo cual deriva en una parálisis.
Por ejemplo, los pacientes con herpes tipo 1 u otras enfermedades virales, parecen ser más propensos a desarrollar Parálisis Facial Periférica. Lo mismo sucede con los pacientes diabéticos, las mujeres embarazadas o las personas con antecedentes de parálisis en su historia familiar también son más propensas a desarrollar esta condición.
Señales
Diagnóstico de la Parálisis Facial Periférica
Para poder diagnosticar la Parálisis Facial Periférica, tu médico de cabecera te hará algunas preguntas sobre los síntomas y te realizará minuciosos exámenes físicos y neurológicos para evaluar la función actual de los nervios y músculos afectados.
Por lo general, la parálisis repentina de un solo lado del rostro suele ser un claro indicador de esta condición. Es posible que el médico derive al paciente a otros especialistas para descartar que la causa de la parálisis no sea una múltiple esclerosis, un tumor, o la enfermedad de Lyme.
Tratamiento
La mayoría de los pacientes con Parálisis Facial Periférica suelen experimentar una restauración gradual del movimiento facial, del sentido del gusto, y de la producción de lágrimas y saliva en pocos meses.
Es posible que el médico deba realizar exámenes cada 6 meses para asegurarse de que se hayan restaurado por completo las funciones musculares y para determinar si es necesaria la ingesta de medicaciones antiinflamatorias y antivirales. Los masajes y el ejercicio facial ayudan a restaurar la movilidad del rostro.
Artículo original: Activebeat
Fuente de imágenes: Pixabay
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