Decantar ha sido un método predilecto para organizadores profesionales mucho antes de que las redes sociales lo pusieran de moda. Probablemente hayas visto esos frascos de refrigerios perfectamente ordenados en las despensas de famosos o en los lavaderos de ensueño, llenos de contenedores cuidadosamente etiquetados. Si bien contratar a un experto como The Home Edit puede estar fuera del alcance de la mayoría, crear un espacio organizado mediante la decantación es algo que cualquiera puede hacer.
Sin duda, trasladar los artículos de su embalaje original a contenedores designados puede hacer que un espacio se vea más ordenado. Pero más allá de la estética, esta práctica tiene beneficios reales. Dicho esto, no es necesario decantar todo. Entender cuándo y por qué hacerlo puede ayudarte a decidir qué vale la pena el esfuerzo.
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Muchos alimentos envasados, desde papas fritas hasta cereales, requieren clips o volver a cerrarlos después de abrirlos. Si bien algunos productos vienen con empaque resellable incorporado, los recipientes herméticos brindan una mejor protección contra la oxidación, la humedad y las plagas. Esto ayuda a prolongar la vida útil y evita que los sabores se mezclen.
Deshacerte de empaques voluminosos e irregulares marca una gran diferencia en la eficiencia del almacenamiento. Incluso con mucho espacio, los armarios y estantes pueden llenarse de cajas y bolsas medio vacías. Transferir los artículos esenciales a recipientes apilables o de tamaño uniforme optimiza el espacio disponible y crea una apariencia más limpia.
Quedarte sin un ingrediente o un artículo esencial del hogar puede ser frustrante. Decantar proporciona un inventario visual rápido para saber cuándo se están agotando las existencias. Ya sean productos básicos de cocina, detergente para la ropa o artículos de baño, tener claro lo que queda facilita mucho la compra y la reposición.
Rebuscar entre estantes abarrotados o lidiar con envases frágiles puede ser un fastidio. Decantar simplifica el acceso, ya que facilita verter, sacar o agarrar los alimentos. Por ejemplo, hornear se vuelve más divertido cuando la harina y el azúcar se guardan en frascos fáciles de manejar en lugar de incómodas bolsas de papel que se derraman fácilmente.
Si bien los beneficios son evidentes, decantar todo no es práctico para todos. Requiere una inversión inicial en recipientes y un compromiso con el mantenimiento del sistema. Si el esfuerzo supera la comodidad, no hay problema en omitirlo. El objetivo de la organización es hacer la vida más fácil, no añadir estrés.
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Los snacks, las barritas de proteínas y otros artículos pequeños envueltos individualmente suelen venir en cajas voluminosas. Colocarlos en contenedores abiertos no solo ahorra espacio, sino que también facilita ver qué queda. Lo mismo ocurre con los artículos del hogar, como las cápsulas para lavavajillas y las bolitas de algodón.
El almacenamiento debe estar en consonancia con los hábitos de uso. Un recipiente pequeño puede ser suficiente para alguien que disfruta de las palomitas de maíz ocasionalmente, mientras que uno más grande es más práctico para un hogar que las come con regularidad. Guardar los artículos en recipientes de tamaño adecuado evita tener que guardar las sobras en varios lugares.
Decantar funciona mejor con artículos que se usan gradualmente en lugar de todos a la vez. Aquí tienes algunos ejemplos:
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Como cualquier sistema de organización, decantar solo funciona si se mantiene. Aquí tienes algunos consejos para mantener el orden:
Decantar no es una solución universal. A algunos les encanta, mientras que a otros les parece innecesario. La clave está en elegir lo que mejor se adapte a tu hogar y estilo de vida. Si se hace con cuidado, puede facilitar las rutinas diarias y organizar los espacios sin convertirse en una carga.