¿Realmente quieres salvar tu matrimonio? ¿O solo estás tratando de salvar tu matrimonio porque:
• Esto es lo que se supone que debes hacer.
• Esto es lo que todos los demás te dicen que hagas.
• Ya asumiste un compromiso y no quieres incumplir tu palabra.
¡Sé honesto contigo mismo! Si todas las razones para salvar tu matrimonio vienen de fuera, mientras que en tu interior sientes que te estás divorciando, terminarás luchando contra ti mismo.
Culpar a tu pareja por todos los problemas de tu matrimonio no hará que quiera colmarte de amor y afecto. Tampoco resolverá ninguno de tus problemas. Es mucho más fácil enojarte con tu cónyuge por hacerte llegar tarde a la cena que admitir que, si te hubieras vestido antes, tampoco habrías llegado tarde.
El matrimonio no es una propuesta 50/50, y si llevas la cuenta, perderás. En realidad, ya perdiste, es así de simple. Todos los matrimonios tienen un flujo y reflujo natural: a veces tu cónyuge hará más y otras veces tú harás más. Esto no significa que debas llevar todo el peso de la relación tú solo. Tampoco significa que debas llevar un registro mental de lo que tu pareja te debe si descubres que haces más de lo que te corresponde.
Si eres el tipo de persona que necesita “ganar” todas las discusiones, pronto te encontrarás discutiendo solo. Si crees que tu manera de hacer las cosas es siempre la mejor manera de hacerlas, pronto terminarás haciendo todo tú solo.
La crítica, el desprecio, la actitud defensiva y la evasiva son cuatro tipos de interacciones maritales que son tan dañinas que se las conoce como los “cuatro jinetes del Apocalipsis”. Si descubres que haces alguna de estas cuatro cosas, debes dejar de hacerlo de inmediato. Eso significa dejar de criticar cada pequeña cosa que hace tu cónyuge. Escucha sus quejas, en lugar de discutir sobre por qué tienes razón todo el tiempo. Deja de darle a tu cónyuge el trato silencioso y desiste de poner los ojos en blanco.
Después de haber estado casado durante un tiempo considerable, es muy fácil caer en un patrón de habla poco amoroso con tu pareja. Por ejemplo, tal vez te guste hacer bromas a expensas de tu cónyuge, o tal vez dejes que el sarcasmo se filtre en todas tus conversaciones. A menudo tenemos la tendencia a excusar las formas poco elogiosas en que hablamos de nuestro cónyuge o hacia él, pero es importante recordar que las palabras que usamos importan.
La "persona" que más nos influye es la voz dentro de nuestra cabeza. ¿Qué historias te cuentas a ti mismo cuando tu pareja hace algo con lo que no estás de acuerdo? Si llegas a casa y la casa está hecha un desastre, ¿la voz dentro de tu cabeza dice: "¡wow! Me pregunto qué pasó aquí"? O, dice algo como: "¡¿Otra vez?! ¿¡Por qué tengo que hacer todo yo aquí!?" Si te dices constantemente a ti mismo que tu cónyuge es un holgazán, egoísta, arrogante o cualquier otra cosa que desprecies, tu matrimonio nunca mejorará.
Los hombres necesitan sentirse importantes y apreciados. Necesitan tener razón. Si tu esposo quiere hacer algo por ti, debes permitírselo (¡aunque no lo haga a tu manera!). Debes prestarle mucha atención a lo que hace y agradecerle por ello. Debes dejar que se atribuya el mérito de las cosas y que piense que a veces tiene razón, aunque lo que haya dicho haya sido idea tuya en un principio.
Si te rompieras el brazo, ¿tratarías de operarte tú misma? Lo dudamos mucho, así que ¿por qué, cuando tu matrimonio tiene un problema grave, crees que puedes solucionarlo tú misma sin buscar ayuda profesional? La terapia matrimonial, los retiros para parejas, el coaching matrimonial y los programas para parejas están diseñados para ayudarte a resolver tus problemas matrimoniales y mejorar tu vida en pareja. Muchas personas tienen problemas matrimoniales porque creen que deberían poder resolverlos por sí solas. Pero, cuando estás hasta el cuello de problemas, es de gran ayuda tener a alguien cerca que sepa qué hacer para sacarte de apuros.
Es fácil pensar que el divorcio es la mejor solución cuando tu matrimonio te hace sentir miserable, pero el divorcio es un proceso enorme en la vida de cualquier persona. Cambiará todo, desde tus finanzas hasta tus hijos y todo lo demás. Por lo tanto, antes de decidir quemar los puentes, asegúrate de entender exactamente por lo que te estarás exponiendo a ti y a tu cónyuge si decides divorciarte. ¿Realmente puedes permitirte el divorcio? ¿Cómo te mantendrás si te divorcias? ¿Entiendes cómo funciona el divorcio? ¿Eres consciente de cuáles son tus opciones? A veces, solo ver lo que implica un divorcio es suficiente para que una pareja le dé otra oportunidad al matrimonio.
Fuente: brides