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¿Por Qué No Deberías Avergonzarte De Estas 9 Cosas?

El Redactor: Jessica Q. R.
Todos tenemos un mundo interior profundo y rico, y cada día cruzan por nuestra mente innumerables pensamientos, buenos y malos. Psicólogos, psiquiatras y diversos terapeutas han pasado muchos años investigando estos mundos, y muchas personas les han revelado una gran cantidad de información, algunas solo después de un largo proceso y mientras lidiaban con profundos sentimientos de vergüenza. En un hilo popular en Reddit, terapeutas de todo el mundo compartieron las cosas que sus pacientes tienen miedo de compartir porque piensan que son raras o anormales, aunque las hayan escuchado muchas veces antes. Ocultar estos detalles sobre tu vida a los profesionales de este campo o a las personas cercanas a ti es innecesariamente dañino, por lo que es importante saber que no hay razón para avergonzarte de las siguientes 9 cosas...
 

1. Pensamientos intrusivos

¿A veces piensas en atacar violentamente a una persona maleducada en el supermercado? ¿En conducir en contra del tráfico en la autopista Ayalon? ¿Quizás incluso en apuñalar a un ser querido en el estómago? Estos pensamientos nos traen una gran vergüenza, pero en realidad son algo que muchas personas experimentan. Estos pensamientos intrusivos sobre contenidos "inapropiados", que surgen en momentos inadecuados (principalmente en el contexto de la violencia, la sexualidad o la religión), a veces hacen que una persona experimente una fusión de pensamiento y acción. Es decir, atribuyen la misma importancia a pensar en una acción que a llevarla a cabo. Pero es importante recordar que la mayoría de las personas pueden deshacerse fácilmente de los pensamientos intrusivos, por lo que no hay razón para sentirse avergonzado de ellos o para mantenerlos en secreto ante los terapeutas.

2. "Algo está mal conmigo..."

Esta autopercepción es probablemente mucho más común de lo que crees, y si alguna vez te has sentido así, debes saber que no estás solo y no tienes por qué avergonzarte de ello. Muchos terapeutas se encuentran con personas que han desarrollado una creencia profunda de que algo fundamentalmente irreparable está mal en ellas, lo que les impide encajar en la sociedad, tener éxito en el trabajo, encontrar una relación, etc. En algunos casos, esta creencia está tan profundamente arraigada en ellas que les resulta difícil sacarla a la luz y hablar de ello. Sin embargo, es muy importante hacerlo, porque sólo afrontando esta percepción se puede trabajar para cambiar la situación, y siempre vale la pena intentarlo.
 No Avergonzarte De Estas Cosas

3. Placer indefinido

Una persona que sufre depresión o está pasando por algún proceso de afrontamiento puede escuchar a veces diversas sugerencias de profesionales y amigos como "regálate un día divertido". Pero puede resultar sorprendente descubrir que este concepto es vago para muchas personas que, por diversas razones, que van desde el estrés vital hasta la ansiedad, no saben realmente qué les da alegría. Esto parece un problema tan ilógico que a muchos les avergüenza admitirlo, pero no es así. No hay duda de que una tarde viendo la televisión o descansando en la cama puede ser muy relajante, pero ¿es realmente placentera? ¿Es realmente lo que da "combustible" a la vida? Las respuestas a estas preguntas ocupan a muchas personas y son ciertamente importantes, por lo que no hay razón para preocuparse si no sabes realmente qué te da alegría.

4. Máscaras

"Siento que si me comporto como soy, nadie me va a querer", es una expresión que los terapeutas escuchan con frecuencia. Aunque a veces sientas que eres el único así, en realidad, casi todas las personas que atendemos usan máscaras que presentan al mundo una determinada versión de sí mismas que no necesariamente es la que son en realidad. Esto no es motivo de vergüenza y es importante destacar que, en cierta medida, se trata de una conducta muy natural y habitual.
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5. Altibajos

En cualquier proceso relacionado con la depresión, el mantenimiento del peso, las adicciones o cualquier ámbito similar, es natural experimentar reveses, crisis y vergüenza como consecuencia de ello. Las personas en terapia y en general a veces sienten que necesitan ocultar estas cosas a su entorno porque las ven como una especie de marca de Caín, aunque todos las experimentemos. Cualquiera con buen criterio entiende que, siempre que no se cruce un cierto límite, este es un escenario común e incluso natural. Los terapeutas incluso recomiendan no intentar suprimir el foco en las crisis y los momentos de regresión: uno debería practicar la autocompasión y tratar de aprender del pasado, no huir de él.

6. Agotamiento parental

Muchos padres jóvenes e incluso mayores que acuden a terapia admiten en algún momento que se sienten agotados y temen no estar funcionando bien con sus hijos. Algunos incluso dirán que se arrepienten de haber tenido hijos, y esta queja no es infrecuente, por lo que no hay razón para pensar que si a veces te sientes así, significa que algo anda mal contigo. La paternidad es, por su propia naturaleza, un trabajo duro y agotador, y en la mayoría de los casos, lo único que se puede hacer es aceptar este hecho e intentar ser mejores padres dentro de los límites posibles. Para más información puedes leer nuestro artículo:  Cómo Lidiar Con Los Sentimientos Del "Burnout" De Los Padres.
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7. Vergüenza por el pasado

No es ningún secreto que todos tenemos un pasado del que no siempre nos sentimos orgullosos, pero lo que muchos desconocen es que todos también tenemos "esqueletos en el armario" de algún tipo u otro. Los terapeutas a menudo se encuentran con personas con secretos profundos de su infancia o adolescencia, que creen que sorprenderían a cualquiera que los descubriera. Hay casos en los que ocultar estos secretos a veces retrasa el proceso terapéutico por el que pasa una persona, y no hay que olvidar la carga que supone un secreto de este tipo, que pesa mucho en el alma de una persona. Aunque estés convencido de que tu secreto es el más oscuro y embarazoso de todos los tiempos, probablemente estés equivocado y simplemente te estés juzgando con demasiada dureza.

8. Voces en la cabeza

Algunas personas a veces tienen dificultades para identificar su diálogo interno, su "diálogo interno" que es completamente natural, y lo interpretan erróneamente como un signo de alucinaciones y problemas graves. A veces, esta confusión comienza de repente en una determinada etapa de la vida y, a veces, como resultado de una experiencia difícil por la que pasa una persona, que despierta una agitación emocional inusual y pensamientos que no sabe cómo manejar. Este problema es bastante común, y los terapeutas y profesionales tienen herramientas como una serie de preguntas sencillas con las que pueden determinar rápidamente si se trata de una conversación interna natural o algo más complejo. En la gran mayoría de los casos, según los testimonios de muchos terapeutas, se trata de lo primero.

9. Falta de progreso

Iniciar un proceso de terapia no es un paso fácil y requiere compromiso, pero no hay que dejar que este hecho genere la necesidad de mentir u ocultar la falta de progreso. Por eso, cuando una persona recibe “tareas” como pensar profundamente sobre un tema determinado o hacer un determinado cambio de conducta, es normal que tenga dificultades para ello y que, en ocasiones, no sea capaz de avanzar en absoluto. La terapia no es un proceso automático, y los seres humanos no somos robots, y al igual que los otros temas sobre los que has leído hasta ahora, nunca es buena idea ocultar la falta de progreso a los terapeutas, ni a los cónyuges u otras personas cercanas. Estas dificultades son parte inseparable de hacer un cambio en la vida, y si no las reconoces ante tu entorno y ante ti mismo, solo te perjudicarás a ti mismo, por lo que no hay razón para hacerlo.
 
Fuente de todas las imágenes: Donnie Ray Jones
 
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