Las causas más comunes de la deficiencia de ácido estomacal son:
1. Envejecimiento: a medida que envejecemos, nuestro estómago produce naturalmente menos y menos ácido.
2. Estrés persistente: los períodos prolongados de mucho estrés pueden tener un impacto negativo en el sistema digestivo y disminuir la producción de ácido en el estómago.
3. Infección por Helicobacter pylori: si bien esta bacteria también puede ser el resultado de una baja acidez en el estómago, tiene la capacidad de aumentar o disminuir la secreción de ácido según la salud general del cuerpo.
En algunos casos, una disminución de la acidez puede incluso indicar cáncer de estómago. Además, Helicobacter pylori dificulta la digestión adecuada de la vitamina B12, lo que contribuye aún más a reducir los niveles de acidez en el estómago.
4. Anemia perniciosa: Esta enfermedad autoinmune impide la absorción de vitamina B12 por parte del cuerpo, lo que lleva a un aumento en los niveles de ácido estomacal, como se mencionó anteriormente.
5. Cirugía de estómago: los procedimientos quirúrgicos que involucran el estómago pueden tener un impacto en su nivel de acidez.
Ten en cuenta que estas son solo explicaciones generales de las causas de la hipoclorhidria y no deben considerarse consejos o diagnósticos médicos sin consultar primero con un profesional de la salud.
Otros factores contribuyentes incluyen:
- Hipotiroidismo
- Infecciones repetidas en el tracto digestivo
- Cáncer de estómago o de páncreas
- Comer demasiado rápido
- Sensibilidad o alergia alimentaria
- Consumo excesivo de azúcar
- Niveles inadecuados de zinc
1. Uñas quebradizas
2. Pérdida de cabello
3. Piel pálida y/o seca
4. Fatiga crónica
5. Debilidad general
6. Sensación de hormigueo en las extremidades
7. Pérdida de memoria
8. Dolores de cabeza
9. Mal aliento
Si bien estos indicadores pueden despertar sospechas, no confirman explícitamente la presencia de hipoacidez en el estómago. Existe una prueba casera que se puede realizar, aunque es muy recomendable consultar a un médico para realizar pruebas más completas y profesionales.
La prueba casera es bastante sencilla: en ayunas, consume medio vaso de agua mezclado con un cuarto de cucharadita de bicarbonato de sodio. Si el hipo no ocurre dentro de 3 a 5 minutos, podría indicar hipoacidez en el estómago. Normalmente, el dióxido de carbono producido a partir de la mezcla de bicarbonato de sodio y ácido estomacal provoca hipo. Sin embargo, si esta reacción tarda más de lo normal o no ocurre en absoluto, sugiere una producción inadecuada de ácido estomacal.
Además, la incorporación de enzimas digestivas como suplemento puede ayudar a descomponer los alimentos y hacer que los nutrientes sean más accesibles para su cuerpo. Esto es beneficioso para las personas que experimentan niveles bajos y altos de acidez estomacal, ya que el exceso de ácido puede dificultar la digestión y la absorción de nutrientes. Se recomienda tomar este suplemento justo antes de comer.
3. Consumir ácido clorhídrico (HCL) junto con pepsina antes de consumir comidas ricas en proteínas
Estos son suplementos adicionales sugeridos, ya que el estómago produce naturalmente ácido clorhídrico que crea un ambiente ácido y ayuda en la digestión de proteínas. La dosis adecuada de estos suplementos varía según las circunstancias individuales, por lo que es recomendable consultar a un médico antes de comenzar.
Algunas personas pueden necesitar solo una cápsula, mientras que otras pueden necesitar más. Experimentar calor en el estómago después del consumo puede indicar una ingesta excesiva de estos suplementos. La pepsina, una enzima que ayuda en la descomposición de las proteínas, se recomienda especialmente para las personas mayores que enfrentan este problema.
4. Comer miel de Mānuka
Otra recomendación es incorporar miel de Mānuka a tu dieta. Este tipo especial de miel se origina en Nueva Zelanda y posee propiedades antimicrobianas únicas que pueden ser beneficiosas para quienes experimentan un crecimiento bacteriano en el tracto digestivo como resultado de la hipoacidez en el estómago. El consumo de una o dos cucharadas diarias puede ayudar a prevenir que las bacterias dañinas prosperen en los intestinos.
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5. Mastica bien la comida y tome bocados más pequeños
Para promover una mejor digestión, se recomienda masticar bien los alimentos antes de tragarlos. Si bien no hay un número establecido, apuntar a alrededor de 30 masticaciones puede ayudar a descomponer las partículas de alimentos y hacer que su estómago las procese más fácilmente.
Además, optar por comidas más pequeñas permite que su estómago se recupere más eficientemente del proceso digestivo. Si deseas apoyar aún más la recuperación de tu estómago, el ayuno intermitente puede brindarte un amplio tiempo de descanso.
6. Proteína primero, bebida después
Al consumir una comida que incluye proteínas, es beneficioso comenzar primero con este nutriente. Al hacerlo, estimula la producción de jugos gástricos en el estómago incluso antes de introducir otros alimentos. También es recomendable abstenerte de beber nada durante al menos 30 minutos después de terminar una comida. Esto da suficiente tiempo para que los jugos gástricos trabajen en la digestión de los alimentos sin diluir sus niveles de acidez.
7. Come más vegetales fermentados
La incorporación de más vegetales fermentados o en escabeche a su dieta puede ser muy útil. Este tipo de verduras se someten a procesos de fermentación que mejoran su contenido nutricional y promueven la salud intestinal.
Comer ensalada de kimchi, chucrut o encurtidos puede estimular una mayor secreción de ácido gástrico en el estómago. Estos alimentos fermentados también contienen probióticos que promueven un sistema digestivo saludable al proteger contra las bacterias dañinas, mejorar las bacterias beneficiosas y reducir la inflamación. Sin embargo, antes de añadirlos a tu dieta, es recomendable consultar con un profesional de la salud para asegurarte de que son adecuados para ti específicamente.
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En conclusión...
¡Eso es todo amigos! Recuerda consultar a tu médico si tienes alguna inquietud al respecto. Si bien generalmente pensamos en nuestros niveles de ácido como "buenos" o "demasiados", existe el caso de "demasiado poco" a considerar. Al ser consciente de esto, puedes evitar dejar una situación sin tratar o, peor aún, autodiagnosticarte con demasiado ácido y empeorarla.