Gracias a su sentido del olfato altamente desarrollado, los perros pueden detectar una variedad de problemas médicos, como niveles bajos de azúcar en la sangre, migrañas y varios tipos de dolor. Los perros entrenados pueden incluso alertar a las personas epilépticas sobre un próximo ataque e identificar infecciones en pacientes paralizados que no pueden sentir su propio dolor.
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La naturaleza inherente de un perro gira en torno a ser parte de una manada, y su familia se convierte en su máxima prioridad. Tu bebé, como el miembro más nuevo y delicado de la familia, es percibido como alguien a quien deben proteger a toda costa.
Le gruñirán a cualquier persona desconocida que intente acercarse al bebé y permanecerán atentos a cualquier actividad inusual cuando alguien fuera de la familia interactúe con el niño.
Por amor y preocupación por tus hijos, el perro puede incluso atacar a alguien que perciba como una amenaza si cree que el bebé ha resultado herido. Si bien este comportamiento es entrañable y conmovedor, también significa que debe tener cuidado y considerar cuidadosamente a quién permite que se acerque al bebé cuando el perro está presente.
A través de la detección de cambios químicos específicos liberados por tumores malignos, los perros entrenados pueden incluso alertar a las personas sobre la presencia de cáncer con una precisión asombrosa. Un estudio realizado sobre este tema reveló que los perros pueden identificar el cáncer de mama con una precisión del 88 % y el cáncer de pulmón con una asombrosa precisión del 99 %.
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Los perros son criaturas altamente perceptivas y pueden reconocer las señales que indican cuando estás a punto de dejarlos por un período prolongado de tiempo. Por ejemplo, cuando te ven empacando una maleta, entienden que te vas de viaje y pueden ponerse ansiosos, exhibiendo comportamientos como temblar y llorar.
Para ayudar a aliviar su angustia, puedes proporcionarles un nuevo juguete para jugar o reproducir música clásica, que se ha demostrado científicamente que tiene un efecto calmante en los perros.
Los perros tienen un agudo sentido de la generosidad y se sienten atraídos por aquellos que demuestran calidez y amor. Observan cómo compartimos alimentos con los necesitados y cómo ignoramos a otros que requieren asistencia. Con base en estas observaciones, los perros pueden formarse una opinión sobre el nivel de generosidad mostrado por diferentes individuos.
Naturalmente, gravitarán hacia aquellos que son generosos, no solo hacia ellos mismos sino también hacia los demás, mientras que pueden optar por ignorar a las personas que muestran indiferencia hacia quienes los rodean.
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Los perros tienen una habilidad innata para detectar cuándo estás a punto de regresar a casa. Anticipan ansiosamente tu llegada y, a menudo, muestran entusiasmo o alegría cuando saben que regresarás.
Cuando estás lejos de casa, es probable que tus compañeros caninos pasen su tiempo esperando pacientemente tu regreso. Se familiarizan con su rutina, escuchan atentamente los sonidos de los autos que pasan y anticipan con entusiasmo cualquier señal de tu llegada.
Si es posible, esperarán junto a la ventana, llenos de anticipación y emoción, moviendo la cola. Estudios recientes han demostrado que los perros pueden incluso saber cuándo regresará en función de qué tan "antiguo" sea tu olor. Si regresas a horas regulares, sabrán que vendrás pronto cuando el olor esté en su punto más bajo.
Es ampliamente conocido que los perros tienen una notable habilidad para interpretar el lenguaje corporal y las expresiones faciales. Estudios recientes han demostrado que incluso pueden sentir tristeza con solo mirar una imagen de una cara parcialmente oscurecida.
Cuando alguien llora o muestra frustración, los perros tienen una inclinación natural a acercarse a ellos primero y brindarles consuelo. Harán todo lo posible para apoyar a su dueño, ya sea sentándose cerca, acariciándose contra él o moviendo la cola. En resumen, los perros tienen una comprensión innata de las emociones humanas y ofrecerán su apoyo incondicional en todo lo que puedan.
El vínculo entre humanos y perros es recíproco. Si bien a menudo nos percibimos como los que entrenan y cuidan a nuestros amigos peludos, la verdad es que ellos también se preocupan por nosotros y poseen suficiente comprensión de nosotros para manipular las situaciones en su beneficio.
Aquellos que tienen experiencia en la crianza de perros o lo han considerado encontrarán alegría al descubrir estas cosas. Alienta el corazón darnos cuenta de que somos afortunados de tener compañeros tan leales y notables. Armados con el conocimiento de qué tan bien nos conocen nuestros perros, sin duda podemos mejorar nuestra relación con nuestras queridas mascotas.