La meditación tiene una gran variedad de beneficios para la salud, como el alivio del estrés o la prolongación de la vida. Desde hace más de dos milenios, las personas han estado practicando meditación, con textos hindúes que indican prácticas cuyos orígenes se remontan al siglo 6 E.C. Muchas veces, el desconocimiento nos lleva a asociar la palabra “meditación” con la típica imagen de una persona sentada con las piernas cruzadas y murmurando hacia si misma, en algún lugar del hemisferio oriental. Sin embargo, hoy descubrirás que la meditación es una práctica versátil, armoniosa, beneficiosa, y accesible para todo el mundo |
¿Qué es la meditación?
El diccionario de la Real Academia Española define a la meditación como el acto de “aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo”. Esto nos da la idea de que muchas personas meditan sin siquiera saber que lo están haciendo. Por ejemplo, una persona que lee un libro por varias horas está practicando una forma de meditación, ya que una de las bases de esta disciplina es dedicar el 100% de la atención a un asunto específico, en este caso la lectura. La meditación ha sido un factor clave en muchas religiones, como el budismo o el hinduismo.
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Los beneficios de la meditación en la salud
La meditación tiene un gran número de beneficios comprobados para la salud, como el alivio del estrés, la relajación del cuerpo y la mente, y la conexión con nosotros mismos, entre otros. Un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Harvard descubrió que la meditación diaria puede ayudar a reconstruir la materia gris del cerebro en tan solo ocho semanas. Los participantes del estudio también manifestaron una importante reducción del estrés, que es una de las principales causas de la pérdida de materia gris.
¿Quiénes pueden meditar?
La meditación puede ser practicada por personas de todas las edades, desde niños hasta ancianos. Existen diferentes formas de practicar esta disciplina de acuerdo a la condición y edad de cada persona, por lo que no debes sentirte frustrado si uno de los métodos no resulta efectivo para ti.
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Antes de comenzar...
Lo primero que debes hacer es establer el propósito de la meditación: si la necesitas para calmar el estrés, para encontrarte contigo mismo, o incluso para tomar una decisión de gran importancia en tu vida. Reconocer el objetivo de la meditación es fundamental para lograr una práctica efectiva.
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Cuando comiences a meditar, no te recuestes sobre el suelo, ya que esta posición impide mantener la concentración y el estado de alerta. Siempre es mejor sentarse derecho en una silla o en el piso con las piernas cruzadas, priorizando la que te brinde mayor comodidad.
No es aconsejable meditar luego de comer, ya que el proceso digestivo puede distraerte durante la sesión. Si acabas de terminar una comida, te recomendamos esperar dos horas antes de comenzar a meditar. También es aconsejable no fumar durante los 30 minutos anteriores a la sesión.
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Encuentra un lugar tranquilo en el que te sientas cómodo, ya que esto es esencial para las primeras experiencias con la meditación. Una vez que comiences a familiarizarte con esta disciplina, podrás practicarla en lugares más ruidosos. Para contribuir a la ambientación, podrías considerar encender una vela aromatizante y atenuar las luces, de manera de inducir al estado de meditación con mayor facilidad. |
¿Cómo meditar?
Antes de comenzar la sesión, es aconsejable realizar algunos ejercicio simples de estiramiento, ya que te ayudará a relajar los músculos y estar más atento a lo que sucede con tu cuerpo.
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La respiración es el factor más importante a la hora de meditar, ya que cada inhalación y exhalación son utilizadas como punto focal. Cierra los ojos, e inhala profundamente desde la nariz, y lentamente exhala a través de la boca. Siente como el pecho se expande y se contrae con cada respiración. Escucha los silencios entre cada exhalación y observa cómo todo en tu interior a tu alrededor comienza a entrar en calma y armonía. Incluso notarás que el ritmo cardíaco comienza a bajar.
Las primeras veces, la concentración no surgirá de forma de natural. Lo importante es ser paciente y mantener la calma hasta que eso suceda. Algunas personas no logran calmar sus mentes con la respiración y deben recurrir a métodos como los siguientes:
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Contar las respiraciones puede ayudar – Lleva la cuenta de cada respiración, y al llegar hasta diez, vuelve a comenzar. Sin embargo, si ves que comienzas a confundirte con los números y dejas de concentrarte en la respiración es mejor detenerse.
Repetir un mantra – Una mantras es un sonido al que se le adjudican poderes psicológicos o espirituales. Por esta razón, muchas personas repiten la palabra “Omm” cuando meditan. Repite y concéntrate en el sonido de manera de inducir tu mente a un estado de relajación profunda.
Visualizar la calma – Puede ser cualquier cosa, como una playa, las montañas, o un bosque, siempre y cuando evoque una sensación de paz en tu interior. Una vez que estés familiarizado con la meditación, podrás explorar esos ambientes imaginarios y utilizarlos para abstraerte del exterior.
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Dedica por lo menos quince minutos de tu día a la práctica de meditación. Recuerda que las repeticiones cortas y frecuentes son mejores que una sesión larga semanal. Eventualmente, la meditación se volverá parte de tu vida e incluso te ayudará a tomar decisiones más conscientes para la salud de tu cuerpo y tu mente.
Por último...
Aprender a callar la voz interior que muchas veces nos atormenta lleva tiempo y práctica, pero los resultados son más que gratificantes. Recuerda que cuanto más frecuentes sean las sesiones, más fácil será desconectar tu mente y concentrarte en resolver y sanar las cosas que te atormentan. Una mente en armonía es sinónimo de una vida en armonía.
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