La preocupación es un hábito dañino que se disfraza detrás de una intención real de resolver una situación problemática. A diferencia de la resolución de problemas, la preocupación generalmente no lleva a ninguna parte y tiende a perder el control. Además, los psicólogos señalan que preocuparse prácticamente nunca es útil e incluso puede interrumpir nuestros procesos de pensamiento.
De hecho, al enseñar a nuestros cerebros a reaccionar ante situaciones estresantes a través de reflexiones, disminuye nuestras habilidades para resolver problemas. Por eso es necesario que todos aprendan algunos trucos que pueden ayudar a detener este terrible hábito. Aquí tienes 7 excelentes estrategias prácticas que te permitirán poner fin a las preocupaciones.
1. Conoce el desencadenante
A menudo ocurre que un tema o situación específica desencadena ansiedad, preocupaciones y pensamientos repetitivos. Aprende cuáles son tus botones para poder evitarlos. Además, la conciencia de una situación desencadenante puede hacerte más capaz de controlarte.
Un buen ejercicio es registrar o notar cualquier evento, situación o incluso gente que te preocupe. Yo, por mi parte, sé que me pongo muy ansioso cuando tengo un proyecto inacabado en casa o en el trabajo, pero las cosas que te preocupan pueden ser cualquier cosa, desde noticias hasta ladridos constantes del perro de los vecinos.
Ahora que tienes una lista más o menos completa de posibles factores desencadenantes, es hora de reemplazarlos con una alternativa positiva que te ayudará a relajarse. Por ejemplo, si no puedes conciliar el sueño por la noche, pon música relajante o mire televisión por unos minutos. Cambiar de una tarea a otra lo ayudará a lidiar con la situación estresante en lugar de pensar en la locura.
2. Externaliza las cosas que te molestan
Las personas que se preocupan mucho tienden a internalizar las cosas que les molestan pensando demasiado. Este proceso de pensamiento a veces parece interminable, y generalmente es muy difícil de detener. Para poder romper con la cadena interminable de pensamientos, puede ser útil distanciarse de ellos. Imagina tus pensamientos y preocupaciones flotando lejos de ti como nubes u hojas en una corriente.
3. Distraete con algo divertido
¿Quién dijo que las distracciones no pueden ser útiles? Cuando te des cuenta de que estás empezando a preocuparte, imagina algo divertido que pueda distraerte de la preocupante idea. Un famoso estudio psicológico que aborda el tema de la supresión del pensamiento mostró que los participantes persisten en pensar en una imagen específica hasta que se les ofrece una alternativa.
En ese estudio, los participantes recibieron instrucciones de NO pensar en un oso blanco y adivina qué. Resultó en que no podían pensar en otra cosa que no fuera el oso blanco, hasta que se les dio una alternativa. Sugiero pensar en este mono con un corte de pelo divertido comiendo un plátano, pero la imagen que elijas depende de ti.
Cada vez que te preocupes, solo piensa en este mono. Lo más probable es que te distraiga de tus reflexiones.
7. Aprende a detener tus pensamientos
Cuando veas que ningún otro método te está ayudando a salir de tu cabeza, puede ser necesario recurrir a la detención del pensamiento. La idea es hacer cualquier cosa para cambiar a otro tema menos estresante. Para algunas personas, visualizar una señal de alto o desvío de la calle es suficiente para dirigirlos a un nuevo tema. Otros necesitan más manifestaciones físicas, como gritar "¡Alto!", O incluso golpearse con una banda elástica alrededor de la muñeca cuando comienzan a `preocuparse. Elige el método que mejor funcione para ti. Al final, todos estos trucos y métodos pueden y deben personalizarse para adaptarse a tus necesidades y hábitos.