¿Sabías que solo en los Estados Unidos hay 136,9 millones de visitas a las salas de emergencias cada año? Si bien algunas lesiones necesitan que acudas una ambulancia con personal cualificado de manera inmediata, hay muchas otras en las que se puede intervenir ayudando con algunas simples medidas tomadas antes de que lleguen los profesionales. Incluso si pasaste por un entrenamiento de primeros auxilios en tus años más jóvenes, es probable que necesites una actualización. Redescubre estas 10 habilidades básicas de primeros auxilios:
Si alguna vez has experimentado un calambre muscular, sabes cuán dolorosos pueden ser. La mejor manera de resolver el problema es masajear y estirar suavemente el grupo muscular afectado, descansar y beber agua o, idealmente, una bebida deportiva con electrolitos para calmar los músculos.
2. Ser extremadamente cauteloso con las lesiones espinales
Ten mucho cuidado antes de mover a la víctima con cualquier lesión que involucre una lesión en la cabeza o el cuello. Independientemente de si no has sido testigo de la lesión o si no estás seguro de si ha sufrido una lesión espinal, alienta a la persona a permanecer lo más quieta posible hasta que lleguen profesionales médicos, estabilizando la cabeza y el cuello si es necesario.
Si te has caído o te lastimaste durante una actividad deportiva, puedes terminar con una lesión en el tobillo o la muñeca. Si esto ocurrió, sigue el método DHCE: Descansa (sentado y sin esforzarse), hielo (aplica una compresa de hielo a tu lesión durante 15 a 20 minutos seguidos), compresión (usa una venda elástica para reducir la hinchazón, pero no envolviendo demasiado fuerte) y Elevación (manteniéndolo levantado, por encima de tu corazón, particularmente en la noche). Esto debería ser suficiente para ayudar a recuperarte. Si no, busca tratamiento médico.
4. Curar un hematoma
Si un golpe o algún tipo de impacto hace que los vasos sanguíneos estallen cerca de la superficie de la piel, puede que te parezca algo desagradable y grave. En la mayoría de los casos no sucede y dejarlo sanar solo es suficiente, pero si estás buscando acelerar el proceso de curación, sigue la misma estrategia que la anterior, utilizando el método DHCE. Si el hematoma persiste, consulta a un médico.
Si se produce una lesión más grave, como romperte un brazo o una pierna, lo primero detén el sangrado, reduce la hinchazón con hielo, y solicita asistencia médica lo antes posible. También debes encontrar una manera de inmovilizar el apéndice dañado con una férula improvisada. Para hacer esto, simplemente enrolla un periódico, o usa una regla o una rama fuerte para entablillar, conectándola al brazo o la pierna con cinta o cuerda. El objetivo es mantener el apéndice en su lugar para evitar cualquier dolor o daño adicional.
6. Hacer frente a un objeto grande atascado en el ojo
Si te ha golpeado un objeto con bordes ásperos, o uno que contiene productos químicos y hace que sea difícil cerrar el ojo o permanece atorado después de tomar los primeros pasos básicos de primeros auxilios, entonces asegúrate de buscar tratamiento médico. Venda el ojo con una gasa limpia y restringe el movimiento. Si el objeto está en el ojo de otra persona, cúbre también el ojo sano para evitar que el ojo afectado se mueva antes de dirigirte al médico. Si hay un objeto grande en el ojo, cúbrelo con un vaso de papel para evitar que se mueva y ve al hospital.
7. Tratar el shock
El shock crea una caída repentina en el flujo sanguíneo a través del cuerpo que puede resultar de pérdida de sangre, trauma, intoxicación, quemaduras severas o una amplia gama de otras lesiones o dolencias, y generalmente se acompaña de síntomas como respiración rápida o pulso acelerado. Si alguien está sufriendo un shock, eleva un poco las piernas y los pies, aflojando la ropa ajustada y revisando si hay sangrado u otras lesiones más serias.
8. Tratar un corte severo
Un pequeño corte que requiere una curita no es gran cosa. Pero cuando tienes una herida más grave, debes seguir un par de pasos. En primer lugar, enjuaga la herida y aplica presión con una gasa estéril o un paño limpio. Si la sangre lo empapa todo, aplica otra venda sobre la primera. Levanta la parte lesionada del cuerpo para disminuir el sangrado y continúa aplicando presión hasta que se detenga el sangrado.
Si has estado caminando durante varias horas bajo el sol y de repente te sientes débil o enfermo, podrías estar sufriendo de agotamiento por calor. La mejor solución sería descansar en un lugar fresco, idealmente, un edificio con aire acondicionado, con las piernas elevadas más arriba que tu corazón. Asegúrate de beber líquidos fríos, afloja la ropa ajustada y toma una ducha fría. Si eso no funciona, busca atención médica.
10. Manejar un golpe de calor
Si el cuerpo de alguien se sobrecalienta, puede ser causado por un golpe de calor, que puede causar todo tipo de efectos secundarios desagradables, como náuseas y vómitos, respiración rápida y un estado mental alterado. Aquellos que sufren un golpe de calor deben ser trasladados a un lugar fresco y sumergidos en agua fría, un baño frío o incluso helado, o envolverlos en una manta fría hasta que se pueda localizar a los profesionales médicos.
11. Actualizar tu botiquín de primeros auxilios
Es de esperar que tengas un botiquín de primeros auxilios en casa con un puñado de vendajes y ungüentos. Si tienes uno, asegúrate de tener todos los artículos recomendados, incluidas pinzas, una compresa fría instantánea y guantes sin látex.
12. Lidiar con la deshidratación
La deshidratación tiende a ser muy común, pero a menudo se malinterpreta. La deshidratación es causada por no reemplazar tanto el agua como la sal que suponen una cantidad considerable de nuestros cuerpos. Puede causar una amplia gama de síntomas, desde dolores de cabeza hasta calambres musculares, y orina de color oscuro. Rehidratar es una forma inmediata de ayudar a contrarrestar los efectos de la deshidratación, pero también considera tomar una bebida deportiva para ayudar a reponer los electrolitos. Permitir que la deshidratación persista durante demasiado tiempo puede provocar fiebre alta, un ritmo cardíaco acelerado o presión arterial baja, en cuyo caso se debe buscar atención médica.