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8 Errores Disciplinarios Que Los Padres Cometemos

El Redactor: Luisa H.

Cuántas veces le has dado a tus hijos un ultimatum: ''Ponte los zapatos o nos quedamos en casa'', sólo para terminar recibiendo una respuesta que daña completamente tu intento de discplina ''Ok, nos quedamos en casa''. En ocasiones, nuestras tácticas pueden volverse en nuestra contra. Pero como padre, debemos aprender a librar estas pequeñas batallas diarias con total amor, firmeza y responsabilidad, para que nuestros hijos entiendan el mensaje y reciban una buena educación.  Aquí hay 8 maneras para lograrlo.

 

1. No lo hagas: Decir una mentira

Hay una gran posibilidad de que te descubran y tendrás muchas explicaciones que dar. Por ejemplo, quieres llevar a tu hijo a donde la niñera, pero él se niega. Para convencerlo tratas de darle un ultimatum - la niñera o que te cuide el hombre de las cavernas. Con él  después de haber elegido justo lo que querías, puede que te sientas satisfecho con tu decisión momentánea de decir una mentira. Pero hay una alta posibilidad de que tu hijo le diga a otros sobre esto, y cuando lo hagan te verás en una situación donde tendrás mucho que explicar.

Prueba esto en su lugar: En lugar de decir mentiras ''piadosas'' o usar tácticas de miedo que se pueden venir en tu contra, trata de simpatizar la situación con tu hijo. Ponte en su lugar y haz a que él se sienta en el tuyo. Por ejemplo, "Sé que a veces no quieres ir a donde la niñera, a veces yo tampoco quiero ir al trabajo''.

 

Errores disciplinarios con los hijos

2. No lo hagas: Volver a atrás

Decir cosas como ''Deja ese jugete allá, tíralo'' pero no actuar de acuerdo a tus palabras provoca que tus hijos nunca te escuchen.

Prueba esto en su lugar: Muchos padres de familia tratan de no ser los malos de la película y no actúan según sus palabras, sino que por el contrario se contradicen. Esto no va a parar el comportamiento de sus hijos, más bien ellos sentirán que pueden seguir haciendo lo mismo hasta que por fin ''mamá o papá'' los detengan. El mejor enfoque que podrías darle a la situación sería una advertencia, y si lo vuelven a hacer, actúa sobre su comportamiento, dándoles una respuesta inmediata, "¿Recuerdan que teníamos que salir muy temprano cuando no iban a devolver el juguete, espero que no hoy no tengamos que ir a casa temprano de nuevo."

 

3. No lo hagas: Desautorizar las tácticas disciplinares de tu pareja

En la mayoría de familias, uno de los padres tiende a esfozarse más en la disciplina que el otro. Por ejemplo, Si estás fuera de casa y le dices a tu hija: "Es necesario que te comportes o no te vuelvo a traer", pero tu marido termina cediendo, diciéndole que está bien la manera en que se está comportando, lo más probable es que el mensaje correcto no esté siendo entregado.

Prueba esto en su lugar: Aunque no creamos que estamos desautorizando o quebrantando la disciplina de nuestra pareja a la hora de educar a nuestros hijos, si lo estamos haciendo. Deben trata de mostrarles que están unidos y tienen un acuerdo. Una buena solución sería discutir una lista de reglas y diversas opciones, asegurando que ambos están en la misma página.

 

4. No lo hagas: Sobornar con frecuencia

En algunas situaciones, un soborno puede ayudar, pero escoge tu situación cuidadosamente. por ejemplo, si tu niño es exigente y se rehusa a comer las verduras de su plato, y tu le prometes un chocolate si se come todo, él esperará que hagas lo mismo cada vez que él no quiera comerse algo de su plato.

Prueba esto en su lugar:  En lugar de utilizar un soborno, trata de reforzar el comportamiento tu pequeño(a). En lugar de decir: "Si te portas bien donde la abuela, te voy a comprar un juguete, trata de decirle "Estoy muy orgullosa de ti porque sé que te comportarás muy bien donde la abuela". Este método también funciona expresando tu desepción: "Estoy muy triste porque te portaste muy  mal', lo que hará que el niño se sienta adecuadamente mal por su comportamiento. Si bien puede hacer que se sienta como un padre terrible, la expresión veraz les ayudará a desarrollar una conciencia.

 

5. No lo hagas: Romper tus propias reglas

Al igual que decir una mentira, esto puede venirse en tu contra, y terminar rompiendo tus propias reglas. Por lo tanto, considera un escenario en el que has pillado a tu hijo haciendo algo que no debería hacer. Para corregir su comportamiento, tomas su mano, les dices "no" y les das una pequeña palmada. Si bien esta técnica puede corregir el comportamiento en el hogar, hay una alta posibilidad de que su hijo puede estar atrapado recreando sus conductas disciplinarias a los otros en la escuela. En ese momento, realmente no se puede decirle a su hijo que "golpear a sus amigos que está mal".

Prueba en su lugar: Los niños tienden a copiar tu comportamiento, incluso los malos. Prueba con una advertencia y espera un tiempo, antes de disciplinar a tu hijo de otras maneras.  

6. No lo hagas: Perderlos

Ten en cuenta que los niños requieren montones de paciencia. Y aunque seguramente habrán momentos en los que queremos gritar porque no podemos más, eso no te ayudará a resolver el problema.

Prueba en su lugar: Tener tiempo al aire libre no es sólo bueno y necesario para los niños, sino también para los adultos. Por lo que si estás pasando por un momento de tensión, date el permiso de dar un paseo, respirar hondo y contar hasta 10.  Hacerlo te ayudará a disciplinar a tu hijo correctamente y de forma efectiva. Si no puedes dejar a tu hijo solo, ambos pueden ir a otra habitación. El cambio de escenario los hará sentir mejor. 

Errores que los padres cometen con sus hijos

7. No lo hagas: Esperar mucho tiempo

Cuando de reforzar la disciplina se trata, asegúrate de que lo que estás haciendo cumplir se puede gestionar en el momento. Por ejemplo, si el niño se está portando mal en el carro, decirles que no habrá lectura de cuento antes de dormir, probablemente será inútil si aún falta tiempo para que esta hora llegue. 

Prueba en su lugar: Necesitas mostrarles las consecuencias de sus acciones lo antes posible, porque si esperas una hora después de lo ocurrido o dejas las represalias para el día siguiente, seguramente ellos lo olvidarán y no sabrán qué fue lo que hicieron mal.  

 

8. No lo hagas: Hablar una y otra vez

A veces puede ser tentador darle largas explicaciones e instrucciones a tu hijo una y otra vez. Por ejemplo, explicarles los motivos del por qué no pueden comer galletas antes de la cena, ya que perderán el apetito y no comerán.

Prueba en lugar: Recuerda que los niños no son adultos en miniatura. Decirles que "no hay galletas antes de la cena" es suficiente para que entiendan el punto.  Ten cuidado con el uso de las palabras. Por ejemplo, si le dices a tu hijo "deja de quejarte" asegúrate de que entienden y saben lo que significa quejarse.

Fuente

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