El 15 de julio de 2006, el mundo celebró el 400 aniversario del nacimiento del célebre pintor holandés Rembrandt van Rijn, uno de los pocos artistas cuya fama ha trascendido todas las épocas y culturas, como la de Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, Vincent van Gogh y Pablo Picasso. El notable artista holandés del siglo XVII es muy apreciado por los judíos debido a sus numerosos lienzos que representan historias bíblicas y ha sido un artista citado con frecuencia en la literatura hebrea durante siglos.
Fue uno de los únicos artistas conocidos antes del siglo XIX que conoció bien a los judíos e incluso pintó a algunos de ellos. Tenía un conocimiento tan profundo de las extrañas ideas místicas de los judíos que incluso creó ilustraciones para el insólito libro del rabino Menashe ben Israel, un buen amigo suyo.
Los místicos judíos afirmaban que la luz tan bien utilizada en las obras de Rembrandt era la "luz almacenada" de la creación, lo que indicaba su comprensión de las verdades ocultas de la Cábala. Sin embargo, los nazis estaban igualmente entusiasmados con Rembrandt y su admirador número uno era Adolf Hitler, que percibía a Rembrandt, por alguna razón, como el ejemplo ideal de artista antijudío.
Incluso entre quienes generalmente no sienten afinidad por el arte, el nombre de Rembrandt es conocido y venerado. La fama de Rembrandt le llegó relativamente tarde, ya que pasó de moda y murió en la pobreza. Sin embargo, fue "redescubierto" en el siglo XIX y hoy es uno de los pintores más venerados de la historia. Su naturaleza prolífica y su versatilidad fueron excepcionales para su época, ya que la mayoría de los pintores holandeses tendían a ceñirse a un solo tipo de arte. Rembrandt trató una amplia gama de temas, desde escenas modernas hasta mitología y temas bíblicos, estos últimos especialmente populares en Holanda, y en los que Rembrandt destacó.
Es imposible hablar de Rembrandt sin hablar de su creación más famosa: La ronda de noche. En esta obra increíblemente dinámica, Rembrandt utiliza el poder de la luz y la oscuridad para crear una atmósfera única, nunca vista hasta entonces. Su dominio del contraste ha dejado una huella imborrable en el mundo del arte.
Antes del siglo XIX no hubo ningún artista que se pintara a sí mismo tantas veces como Rembrandt. Se pintó a sí mismo unas 80 veces a lo largo de 41 años, y nadie de antes de esa época es tan reconocible como él. Esto demuestra lo populares que fueron sus obras, y también cuánta gente intentó falsificarlas: su grandeza se vio recompensada con cientos de miles de falsificaciones. Este debe ser el mayor cumplido para un artista de la época. Con el paso de los años, se hizo evidente que muchas obras de arte supuestamente creadas por Rembrandt eran obra de sus alumnos, con la guía del maestro y en su estilo. Era bastante común que estas obras estuvieran firmadas por él o tuvieran una nota de "corregido por Rembrandt", para darles su sello de aprobación.
En la actualidad, un grupo de profesionales trabaja en el Proyecto Rembrandt, en marcha desde 1968, para decidir cuáles de las obras atribuidas a Rembrandt son auténticas. Sorprendentemente, muchas de las obras atribuidas a Rembrandt en el pasado no eran obra suya. Esto ha suscitado la pregunta: ¿hace esto que el cuadro sea menos obra maestra? La respuesta es no, se trata simplemente de un error de atribución. El comité se encuentra sólo a mitad de camino en su evaluación de la obra de Rembrandt, que es muy extensa, lo que significa que le quedan años de duro trabajo por delante. En el futuro podría haber muchas más revelaciones de cuadros que creíamos de Rembrandt y que resulten ser obras de otra persona.
Autorretrato de Rembrandt
Rembrandt es especialmente significativo para los judíos debido a su notable implicación tanto con el Antiguo Testamento como con el pueblo judío de su época. A diferencia de otros artistas famosos de su época, Rembrandt no era conocido por retratar negativamente a los judíos. Era un lector entusiasta de la Biblia y los ciudadanos holandeses de su época se identificaban con las historias de la Biblia, ya que establecían paralelismos entre las luchas de los israelitas en el Egipto del faraón y sus luchas en España. Como resultado, se consideraban el pueblo elegido del que habla la Biblia. Durante la época de Rembrandt, cientos de artistas pintaron innumerables cuadros que representaban historias bíblicas, pero no se puede negar que Rembrandt fue el más grande de todos, superando incluso a Miguel Ángel en lo que se refiere a escenas del Antiguo Testamento.
Su obra aportó un sentido de humanidad y espiritualidad al mundo de los temas bíblicos; sus personajes eran retratados como individuos de carne y hueso, y sus historias resonaban en el espectador. Rembrandt también se representó a sí mismo y a los miembros de su familia como figuras bíblicas, lo que demuestra su profunda identificación con el tema. Muchos creen que es probable que los sermones judíos que escuchaba influyeran en su comprensión de estas historias bíblicas. Además, sabemos con certeza que utilizó el libro de José "Antigüedades de los judíos" para enriquecer algunas de sus imágenes. Sin embargo, no tenía un método coherente y ordenado para pintar escenas bíblicas.
Una de sus figuras bíblicas favoritas era el héroe Sansón. Pintó varias escenas de Sansón, en una de las cuales incluso le puso su propio rostro. El rey David también era una figura adorada, y apareció en varios cuadros que representaban distintos momentos de su vida -seis o siete, para ser exactos-. Y lo que es aún más intrigante, al menos cinco obras mostraban a seres humanos interactuando con ángeles mensajeros enviados por Dios, un tema que parece haber cautivado al artista.
El cegamiento de Sansón, de Rembrandt
¿Qué relación tenía Rembrandt con los judíos?
En lo que respecta a Rembrandt, se han extendido muchos rumores de que estaba relacionado con los judíos de alguna manera. Hace poco, un miembro de un equipo en España sostuvo que Velázquez, el devoto pintor español del siglo XVII, era judío.
La razón principal para creer que Rembrandt tenía ascendencia judía es su profunda admiración y respeto por el pueblo judío, que no coincide con la imagen de un cristiano típico. Además, pintó la Biblia del Antiguo Testamento más que casi cualquier otro artista, incluso que los pintores holandeses del siglo XVII, que representaban sobre todo la Biblia. A Rembrandt le atraían especialmente las personas singulares e intrigantes, y sus cuadros representaban a menudo figuras judías. Por casualidad (o quizá no), vivía en un barrio que acabó conociéndose como "El barrio judío".
Se especula con la posibilidad de que la gente de la zona sirviera de modelo para su arte, pero no hay datos sólidos que lo demuestren. Sin embargo, es innegable que sus retratos muestran ciertos "rasgos faciales judíos". La idea de que Rembrandt estaba íntimamente relacionado con los judíos también está arraigada en su aclamada obra La novia judía, aunque parece que ella misma no era judía. Podría ser que quisiera representar a Isaac y Rebeca. En cualquier caso, es el primer artista del que se tiene constancia de una estrecha relación con el pueblo judío. Antes del siglo XIX, una relación tan estrecha con los judíos no era normal en creadores prominentes.
La novia judía, de Rembrandt
Los judíos acababan de establecerse en los Países Bajos cuando Rembrandt vivía allí. Los sefardíes y los asquenazíes vivían en sociedades cerradas y hostiles entre sí. Los sefardíes despreciaban a los asquenazíes y se negaban a casarse con ellos. Pero entonces aparece este conocido artista, Rembrandt, y desarrolla una conexión con los judíos, que es comparable a la de un autor popular de hoy en día que estrecha lazos con miembros de la comunidad etíope. Tuvo conexiones con algunos judíos distinguidos, como el Dr. Efraín Buenos y Daniel Pinto, además de hacer tratos con un comerciante judío llamado Shmuel Ortega.
Aunque a menudo chocaba con muchos de estos amigos judíos, lo mismo podía decirse de casi todos los demás que conocía. En vida no se le conoció como una persona compasiva. Los informes sugieren que Rembrandt estaba asociado con una organización que trabajaba para mejorar las relaciones entre judíos y cristianos. Sin embargo, no hay pruebas que lo demuestren, y se trata simplemente de una suposición fundamentada, teniendo en cuenta la existencia de una facción cristiana que buscaba comprometerse con el judaísmo por motivaciones religiosas o humanitarias. Desgraciadamente, no existe ni un solo documento que lo avale, ni actas de reuniones en las que Rembrandt tratara este asunto. Si se descubrieran tales actas, sería bastante intrigante, pero no tendría ninguna repercusión sustancial en nuestra comprensión de Rembrandt como artista.
El sueño de José de Rembrandt
Muchos judíos se afanaron en demostrar que Rembrandt se encontró con el célebre filósofo Baruch Spinoza y pintó su retrato. Desgraciadamente, no existen pruebas sólidas de que estas dos notables figuras, una judía y la otra tal vez judía, se cruzaran alguna vez. Aunque ambos vivieron en Ámsterdam por la misma época, es dudoso que se conocieran entre los cientos de miles de personas que vivían allí. Sin embargo, es muy probable que el amigo de Rembrandt, Menashe ben Israel, conociera a Spinoza. Si se descubriera un retrato de Spinoza hecho por Rembrandt, seguramente causaría un gran revuelo, ya que ambos vivían en la misma ciudad y en los mismos alrededores.
