El Alcázar de Sevilla es una de las estructuras más antiguas e impresionantes de la ciudad, y ha sido un lugar de honor desde el siglo XI, cuando fue construido por los moros, las tribus musulmanas que conquistaron y gobernaron España durante la Edad Media. Desde entonces, el elegante palacio ha cambiado muchas manos, y hoy es parcialmente propiedad de la familia real española, que vive en él.
El palacio cuenta con varias habitaciones y salones en el nivel superior del edificio, que puede visitar y quedar impresionado por la grandeza y el esplendor que los caracteriza. La verdadera belleza de este palacio reside en su arquitectura, que exhibe una rara combinación de estilos: desde la arquitectura mudéjar -el método utilizado por los musulmanes moros- hasta la arquitectura clásica del Renacimiento.
La Catedral de Eville es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad y es la mayor catedral católica del mundo. En consonancia con las raíces musulmanas de Sevilla, este lugar también comenzó como una mezquita construida durante el siglo XV, pero tras la reocupación de la ciudad por los cristianos, se convirtió en una catedral que duró más de 100 años.
En 1987, la catedral, junto con el Alcázar de Sevilla, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y cuando visite el lugar, su enorme tamaño puede hacerle sentir espectacularmente pequeño: puede pasar mucho tiempo aquí contemplando su meticuloso diseño y su gran colección de artefactos religiosos, entre ellos, el mayor altar del mundo.
El maravilloso arte del flamenco -que incluye poesía, baile, movimiento y, sobre todo, pasión- no puede separarse de sus raíces profundas en Andalucía y en Sevilla en particular. El innovador museo del flamenco, creado en la ciudad por un bailarín local, celebra la belleza de este sensual arte y recorre sus variados orígenes con una serie de exposiciones y exhibiciones interactivas que abarcan todos sus aspectos y cuentan su historia: desde los propios pasos de baile, pasando por el cante tradicional y el rítmico toque de guitarra, hasta los espectaculares trajes que lo caracterizan. Además, todas las noches, durante todo el año, se ofrecen espectáculos flamencos en directo que, si eres aficionado al baile y al ritmo, no querrás perdertelo.
Un sitio que hará que tu viaje a Sevilla quede incompleto si te lo pierdes es la Plaza de España, una gran plaza situada en el centro de la ciudad que se considera uno de los símbolos de la misma. A diferencia de otros edificios clásicos de la ciudad, la plaza tiene menos de un siglo de antigüedad y fue construida durante los preparativos de la exposición iberoamericana celebrada en 1929.La plaza es un ejemplo de la arquitectura regionalista, con una gran fuente que decora su centro, y edificios adosados unos a otros formando una media luna. Los edificios están conectados entre sí mediante una red de puentes y estrechos canales que recuerdan a Venecia. Por ello, una de las principales atracciones de este lugar es alquilar una barca de remos y remar entre los canales.
Si es eres el tipo de persona que persigue con ahínco un atisbo de verde en el corazón de la jungla urbana, el Parque de María Luisa no te decepcionará. El parque se encuentra en el centro de Sevilla, cerca de la Plaza de España. Al igual que la plaza, el parque también se creó en 1929 para la exposición iberoamericana que se celebró en la ciudad.Hasta hoy, sigue siendo uno de los destinos más populares de Sevilla. El parque ofrece muchas actividades de ocio como, por ejemplo, pasear por los caminos sombreados, montar en bicicleta, dar un paseo en coche de caballos o disfrutar de las esculturas, fuentes, lagos y especies de aves que lo adornan.
La visita a este espacioso y elegante palacio es imprescindible para los amantes de la arquitectura y el arte. Aquí se muestra el estilo arquitectónico clásico andaluz, que combina las numerosas influencias étnicas que existían en la región, desde la arquitectura mudéjar musulmana, pasando por el diseño gótico católico, hasta la construcción de estilo renacentista.Quedarás impresionado por su belleza al atravesar las magníficas puertas de mármol y entrar en el cuidado patio, adornado con una gran cantidad de esculturas históricas. La gloriosa escalera que conduce a la planta superior también está decorada con piezas de arte mudéjar y, al final de la misma, encontrará una sala de exposiciones que muestra los mejores cuadros taurinos del famoso pintor español Francisco Goya.
Si quieres experimentar la auténtica Sevilla en toda su extensión, visita el histórico barrio de Triana, que fue el barrio gitano de la ciudad y hoy es una atracción única. En el laberinto de callejones estrechos y edificios de piedra de Triana, encontrarás todo aquello con lo que se asocia a Sevilla: talleres de artistas ceramistas que decoran su cerámica artesanal con pinturas tradicionales, un sinfín de pequeños y hogareños restaurantes que sirven las conocidas tapas españolas y, por supuesto, muchas peñas flamencas.
Si se encuentra en la Plaza Encarnación, en el casco antiguo de la ciudad, es imposible que no se fije en Metropol Prosol, una de las atracciones más populares y excepcionales de Sevilla. Se trata de un innovador y amplio complejo que incorpora un mercado urbano, una variedad de restaurantes y cafés, un museo arqueológico y un paseo elevado con vistas a los tejados de la ciudad.El diseño único del lugar, que se inauguró en 2011 con una inversión de más de 50 millones de euros, fue ideado por el arquitecto alemán Jürgen Mayer. Su diseño incluyó la construcción de la enorme estructura en forma de paraguas que adorna la cabecera del complejo y le da su singular forma y nombre, que en inglés se traduce como "paraguas urbano".
Al igual que el barrio de Triana, Santa Cruz es también un conjunto de callejones estrechos y pintorescos con una historia fascinante y un presente no menos interesante y atractivo. Incluso entre los muchos callejones que existen en las principales ciudades de toda Europa, Santa Cruz destaca por su belleza y por la abundancia de patios florecidos, pequeños restaurantes y acogedores cafés que se esconden en su interior y que lo hacen tan interesante.
Si queres disfrutar de un mirador que te permitirá contemplar toda la ciudad, puedes subir al campanario de la Giralda, junto a la Catedral de Sevilla. También es uno de los símbolos más famosos de la ciudad. Como la mayoría de los edificios históricos de Sevilla, este edificio también fue construido por los musulmanes moros durante el siglo XII como torre de una mezquita, y finalmente se convirtió en un campanario cuando el cristianismo volvió a tomar el control del lugar.
Te sorprenderá saber que, a diferencia de otras torres, no encontrarás una larga y sinuosa escalera que llegue a la cima, sino 36 rampas que suben hasta la cima de la torre, construidas especialmente por los moros para facilitar que el Mu'adhin (jefe musulmán de la mezquita) y los guardias de la torre llegaran a su cima a caballo.
Muchos viajeros han atestiguado que una excelente forma de conocer Sevilla y su glorioso pasado es navegar por el río Guadalquivir que atraviesa el corazón de la ciudad. En el pasado, el río era la principal vía de acceso de la región al Océano Atlántico y, por lo tanto, servía como principal centro de tráfico y transporte de la capital de Andalucía y como punto de partida para los famosos Descubrimientos del Nuevo Mundo.Hoy en día, el Guadalquivir es una de las atracciones más famosas de la ciudad, y definitivamente merece la pena un crucero. En las orillas del río se puede encontrar una vibrante vida nocturna, restaurantes y cafés, y buenos lugares para tomar el sol y relajarse.
Fuente de las imagenes:
Cyan Animática,
Antonio Foncubierta,
Roberta Morea,
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Africa Mayi Reyes,
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Itto Ogami,
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