3. Colon
El intestino grueso o colon es un tubo cercano a 1,5 metros de longitud cuyas principales funciones son extraer agua y compactar las heces. La presencia de tumores u otras enfermedades puede provocar la necesidad de extirpar la totalidad o una parte del colon. La mayoría de los pacientes se recuperan bien después de esta operación quirúrgica, aunque notan algunos cambios en sus hábitos intestinales.
4. Riñones
Normalmente tenemos dos riñones, pero es posible vivir con uno solo, e incluso con ninguno (con ayuda de diálisis). La función de los riñones es la de filtrar la sangre para mantener el equilibrio de agua y electrolitos, así como el equilibrio ácido-base. Hacen un filtrado inteligente, gracias al cual conservamos las sustancias útiles para el cuerpo, como proteínas, células y nutrientes, y eliminan lo que no necesitamos, excretándolo en forma de orina.
Hay muchas razones por las que puede ser necesario extirpar un riñón, o ambos: enfermedades hereditarias, daños producidos por fármacos o alcohol, o incluso infecciones. Si a una persona le fallan los dos riñones, debe ser sometida a diálisis, que puede ser de dos tipos: hemodiálisis y diálisis peritoneal. Para la primera se utiliza una máquina que trabaja con una solución de dextrosa para limpiar la sangre. Para la peritoneal se emplea un catéter especial que se inserta en el abdomen y permite la introducción y extracción manual de la solución de dextrosa. Ambos métodos extraen los residuos del cuerpo.
Si una persona se ve abocada a someterse a diálisis, su esperanza de vida depende de variantes como el tipo de diálisis aplicada, el sexo, otras enfermedades que pueda padecer, o la edad. Investigaciones recientes han calculado que una persona sometida a diálisis a los 20 años puede vivir entre 16 y 18 años más, mientras que una persona de 70 años tal vez viva solo otros cinco años.
5. Vesícula
La vesícula biliar es un órgano en forma de pera que se sitúa bajo el hígado, en la parte superior derecha del abdomen, justamente por debajo de las costillas. Almacena una sustancia que produce constantemente el hígado denominada bilis y que ayuda a descomponer las grasas.
Cuando los intestinos detectan grasas, se libera una hormona que hace que la vesícula se contraiga, introduciendo bilis en los intestinos para ayudar a digerirlas. El exceso de colesterol u otras sustancias que puedan endurecerse puede formar cálculos biliares, capaces de bloquear los diminutos conductos biliares. Cuando esto ocurre, el paciente puede necesitar una extirpación de la vesícula. Esta operación se conoce como colecistectomía, y se realiza cada año a centenares de miles de personas si sumamos los casos en todos los países.
La vesícula no es vital porque la bilis tiene otros medios para llegar al intestino delgado. Muchas personas tienen la vesícula colapsada pero completamente asintomática, otras no son tan afortunadas. En 2015, a una mujer india le extirparon 12.000 cálculos biliares de su vesícula. Un récord mundial.
6. Bazo
Este órgano visceral está situado en la parte izquierda del abdomen, debajo de las costillas. Forma parte del sistema linfático, contiene los glóbulos blancos que luchan contra los gérmenes, controla la cantidad de sangre del organismo y elimina células dañadas. Se extirpa por lo general debido a una lesión traumática que provoque su rotura, a veces favorecida por una inflamación previa del bazo debida a otras enfermedades.
Dentro del bazo se distinguen dos colores notables. Un rojo oscuro y pequeñas bolsas blancas. Ambos colores están relacionados con las funciones. El rojo se dedica al almacenamiento y al reciclado de glóbulos rojos, mientras que el blanco está relacionado con el almacenamiento de glóbulos blancos y plaquetas.
Se puede vivir tranquilamente sin bazo, esto se debe a que el hígado recicla los glóbulos rojos y sus componentes. Y de modo similar, otros tejidos linfáticos del cuerpo colaboran con la función inmune del bazo. Sin embargo el cuerpo perderá con él parte de la capacidad para combatir las infecciones.
7. Apéndice
El apéndice es un órgano pequeño en forma de tubo, situado en la unión de los intestinos delgado y grueso. Inicialmente se pensó que era un vestigio sin una función clara, ahora se cree que se trata de un “refugio” para las bacterias beneficiosas del intestino, que les permite repoblarlo cuando es necesario. Debido a su naturaleza de extremo ciego, cuando entran en él contenidos intestinales no deseados puede resultar difícil que salgan, provocando un bloqueo y que el apéndice se inflame. Esta infección se denomina apendicitis, y en casos graves hace que sea necesario extirpar el apéndice.
Advertencia: el hecho de que te hayan extirpado el apéndice no significa que no pueda reproducirse la inflamación y volver a causar dolor. Hay algunos casos en los que no se ha producido una extirpación completa del apéndice y el remanente puede volver a inflamarse, causando la conocida “apendicitis del muñón”. Sin embargo lo normal es que quienes han sido sometidos a una apendicetomía en adelante no perciban diferencia alguna en su calidad de vida respecto a cuando tenían el apéndice sano.
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