Además del desequilibrio interior que se produce en determinados alimentos al retirarles sustancias que los componen por naturaleza, también tienes que valorar que muchos de estos productos anunciados como sanos o naturales a bombo y platillo contienen una variedad de ingredientes que no pretendías incorporar a tu dieta. El contenido nutricional de muchas de estos productos es pobre o incluso perjudicial para la salud. La primera recomendación es leer la etiqueta para analizar qué ingrediente lleva, pero descrifrar las etiquetas muchas veces no es sencillo, por ello te traemos una lista creada por Laura Carreño, presidenta del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Castilla-León(Codinucyl) con 6 de los principales grupos de alimentos con los que tienes que extremar las precauciones y estar alerta para no dejarte engañar:
1. Lácteos
Son alimentos saludables y bien balanceados en su versión original. Cada vez se están viendo más alterados y desnaturalizados antes de llegar a las estanterías de la tienda, principalmente con azúcares añadidos.
2. Integrales
Otro producto en el que no es extraño que te den gato por liebre. Una parte de los “integrales” que hay en el mercado sólo llevan una pequeña cantidad de fibra añadida y no son realmente como insinúan elaborados con el grano entero del cereal, que es lo que sería verdaderamente un producto integral.
En cuanto a la bollería industrial, aunque intente hacer un esfuerzo por anunciarse como integral, en su elaboración normalmente se utilizan grasas saturadas, provenientes fundamentalmente del aceite de palma , y azúcares añadidos, que impiden que hablemos de que sean un producto ni medianamente saludable.
3. Productos infantiles
Los alimentos identificados como ‘para niños’, que a menudo ofrecen regalos y utilizan reclamos visuales como personajes de dibujos animados, mucho colorido y positividad en sus campañas publicitarias, se cuentan realmente entre los que podemos denominar como especialmente tramposos. Los azúcares añadidos y las grasas suelen ocupar el segundo lugar de su contenido nutricional.
4. Productos “light”
Los productos light solo se refieren normalmente a un solo ingrediente de su composición: solo a la grasa, o solo al azúcar. Y bajo en grasa no equivale a saludable por sí mismo, porque a menudo el cambio en el sabor que acarrea una menor cantidad de grasa se suple con otros ingredientes añadidos como azúcar, almidón y sal que hacen que sean aún menos saludables que los productos normales.
Además, las porciones siguen siendo determinantes para la pérdida de peso y la salud. Si te atiborras de un producto porque es light y crees que por ello es inocuo para tu salud, estás cometiendo un grave error. Mejor enfocarse en poca comida con grasas buenas que en muchos productos sin grasa.
En el caso de los productos vegetarianos procesados, aunque en general van a ser más saludables puede ocurrir algo parecido. Al margen de los motivos éticos, a nivel nutricional, en una búsqueda de evitar las grasas animales puedes perder los minerales y proteínas de la carne para adquirir productos con demasiada sal, derivados del azúcar y otros ingredientes no muy convenientes para tu salud que utilizan para potenciar el sabor.
5. Alimentos procesados
En general, debemos buscar siempre alimentos poco procesados. Es en los alimentos más frescos y naturales como frutas, verduras y legumbres donde vamos a encontrar más nutrientes y en el mejor estado para ser absorbidos, y además evitamos consumir todos los aditivos, sal, grasas, azúcares, etc., que hacen que nuestra alimentación no sea saludable.
6. Alimentos “ecológicos”
Este grupo comienza con una trampa en el lenguaje, porque todos los alimentos son ecológicos, ya que todos son orgánicos. Pero los que llevan la etiqueta “ecológico” en principio son más sanos, porque significa que en las prácticas agrarias para producirlos no se han utilizado pesticidas, es decir, por una parte no han dañado el medio ambiente y por otra están afectados con menos contaminantes que cuando se cultivan buscando la máxima productividad, con pesticidas, herbicidas y demás productos químicos.
Pero al margen de los contaminantes, desde el punto de vista nutricional, no son más saludables. Los productos ecológicos tienen un contenido en nutrientes similar a los no ecológicos, pero es cierto que debes valorar que al consumir alimentos ecológicos tomas menos contaminantes, algunos de los cuales pueden estar relacionados con varias enfermedades.
Consejos de la experta para elegir mejor los alimentos
- Consumir marcas blancas no tiene por qué ser una mala elección. A veces, son incluso la opción más saludable. Por ejemplo, un yogur natural de marca blanca suele ser más saludable que un yogur de marca muy conocida, ya que los famosos suelen llevar muchos más azúcares y aditivos para mejorar su sabor.
- Algunos de los productos que consumimos pueden sustituirse con facilidad. Por ejemplo, los lácteos azucarados y postres como las natillas, flanes, etc. son intercambiables por un yogur natural, leche o queso fresco. Los alimentos refinados (pan blanco, harina de trigo blanca, arroz blanco, pasta blanca…), por su versión integral, asegurándote de que sean de una marca verdaderamente integral, es decir, elaborada con el grano entero del cereal y no con un pequeño porcentaje de harina integral nada más.
- Evita la bollería, los refrescos, los snacks de bolsa y, en su lugar, elegir frutas o, de vez en cuando, algún zumo natural, batidos naturales, a base de fruta entera y leche, y frutos secos sin sal añadida.
- No te canses de obtener información de las etiquetas. Cuanto más informado estás, más sabes elegir y más sabrás lo que quieres. Aunque esto te haga alargar un poco tu tiempo de compra acabarás más satisfecho y más sano si tienes la paciencia de comprobar y comparar por ejemplo la cantidad de sal, azúcar y grasas saturadas que lleva un producto. También puedes averiguar el tipo de aceite que lleva, intentando dejar a un lado los que lleven aceite de palma.
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Imágenes 1,2.